Proceso de Reorganización Nacional












Sol de Mayo-Bandera de Argentina.svg


Historia de la Argentina


1976 - 1983


El Proceso de Reorganización Nacional




  • Argentina indígena

    • Poblamiento inicial y paleolítico

    • Culturas agroalfareras

    • Indígenas




  • Argentina colonial

    • Descubrimiento y conquista de la Argentina

    • Gobernación del Tucumán

    • Gobernación del Río de la Plata

    • Corregimiento de Cuyo

    • Virreinato del Río de la Plata

    • Puel Mapu




  • Formación del estado argentino

    • Independencia

    • Autonomías provinciales

    • Organización Nacional




  • Argentina moderna

    • República conservadora

    • Primeras presidencias radicales

    • La «Década Infame»




  • Argentina contemporánea

    • Peronismo y antiperonismo (1943-1963)

    • Violencia y represión (1963-1983)

    • Recuperación de la democracia y globalización (1983-2003)

    • Actualidad





La última dictadura cívico-militar, denominada como Proceso de Reorganización Nacional, o El Proceso[nota 1]​, gobernó la Argentina desde el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, derrocando al gobierno constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón (justicialista), hasta el 10 de diciembre de 1983, día de asunción del gobierno elegido mediante sufragio de Raúl Alfonsín (UCR).


El poder fue ocupado por una junta militar integrada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas, sucediéndose cuatro juntas militares en el período. Es considerada «la dictadura más sangrienta de la historia argentina».[18]
El Proceso[nota 2]​ se caracterizó por el terrorismo de Estado, la constante violación de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, la apropiación sistemática de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad. Un largo derrotero judicial y político ha permitido condenar a parte de los responsables en juicios que aún continúan su curso. Así como otros gobiernos de facto de la región, la dictadura cívico militar fue parte del Plan Cóndor.




Índice






  • 1 Resumen histórico


  • 2 Antecedentes


  • 3 El golpe de estado del 24 de marzo de 1976


  • 4 Inicio del proceso


  • 5 Juntas Militares


    • 5.1 Primera Junta Militar de Gobierno (1976-1980)


    • 5.2 Segunda Junta Militar de Gobierno (1980-1981)


    • 5.3 Tercera Junta Militar de Gobierno (1981-1982)


    • 5.4 Cuarta Junta Militar de Gobierno (1982-1983)




  • 6 El terrorismo de Estado


    • 6.1 Encarnizamiento contra las minorías


    • 6.2 Secuestro de niños


    • 6.3 Detenidos - desaparecidos




  • 7 La política económica


  • 8 Corrupción


  • 9 Política cultural y educativa


    • 9.1 El Proceso quema los libros


    • 9.2 El concepto de subversión


    • 9.3 Actos de censura y espionaje




  • 10 Conflictos internacionales


    • 10.1 El conflicto del Beagle


    • 10.2 La Guerra de las Malvinas




  • 11 Resistencia a la dictadura


    • 11.1 Las madres y abuelas de los desaparecidos


    • 11.2 Los periodistas


    • 11.3 Las juventudes políticas




  • 12 Fin y consecuencias del Proceso


    • 12.1 Día Nacional de la Memoria


    • 12.2 Concepto de genocidio contra delitos de lesa humanidad




  • 13 Véase también


  • 14 Notas


  • 15 Referencias


  • 16 Bibliografía


  • 17 Enlaces externos





Resumen histórico


La Junta Militar llevó a cabo una acción represiva en la línea del terrorismo de Estado conocida como la «guerra sucia», coordinada con otras dictaduras instaladas en los países sudamericanos mediante el Plan Cóndor, que contó con el apoyo de los principales medios de comunicación privados e influyentes grupos de poder civil, la protección inicial del gobierno de los Estados Unidos[19]​ y la pasividad de la comunidad internacional.[20]


El gobierno de facto secuestró, torturó y ejecutó clandestinamente a miles de personas, que luego serían denominadas «los desaparecidos» —unas sospechosas de ser guerrilleros y otras simples activistas civiles sin relación con las organizaciones armadas— en centros clandestinos de detención establecidos al efecto. Gran cantidad de ellos fueron asesinados y enterrados en fosas comunes o arrojados al mar desde aviones militares.



Antecedentes


La participación de empresarios civiles y de algunos medios de comunicación, en los grupos golpistas, también es muy anterior a 1976. Celestino Pereda de la Sociedad Rural Argentina denunciaba al gobierno constitucional como "sovietizante"; Juan Alemann proponía imponer una política de desaparición de personas desde las páginas del Argentinisches Tageblatt y José Alfredo Martínez de Hoz colaboró con las fuerzas paramilitares cuando instalaron un centro clandestino de detención en la empresa Acindar, donde fueron torturados y asesinados varios militantes sindicales, durante el Operativo Serpiente Colorada del Paraná. Por su parte, la Santa Sede había designado poco antes como nuncio en Argentina a un miembro de la logia anticomunista Propaganda Due, Pío Laghi, a la que también pertenecía el almirante Emilio Eduardo Massera, comandante en Jefe de la Armada y una de las cabezas de los golpistas. La Alianza Anticomunista Argentina, siguió operando tras caída de López Rega, indicando los lazos con los sectores que preparaban el golpe de Estado terrorista; muchos de sus miembros fueron designados por la dictadura en posiciones estratégicas en la represión.


En mayo de 1975, una maniobra del entonces general Jorge Rafael Videla provocaría el reemplazo del general Leandro Anaya, por el general Numa Laplane como comandante en Jefe del Ejército.[21]​ Laplane duraría en su cargo apenas cien días, pero en ese lapso, según la investigadora María Seoane, el dúo Videla-Viola "conformaría el estado mayor golpista". Tres meses después, Videla desplazaría a Numa Laplane, mediante un putsch, con el visto bueno de la embajada de Estados Unidos.[22]​ Videla pertenecía al sector militar colorado (antiperonista) y al "profesionalismo prescindente", a diferencia de Laplane que pertenecía al sector "profesionalista integrado". Los profesionalistas integrados (Carcagno, Amaya y Laplane) sostenían que las Fuerzas Armadas debían integrarse al orden institucional bajo las órdenes del poder político. Los profesionalistas prescindentes sostenían que las Fuerzas Armadas debían mantenerse completamente ajenos a los vaivenes de la vida política y preservarse como "último baluarte de la Nación".[23]​ Por su parte, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el sindicalista ortodoxo Victorio Calabró, de excelentes relaciones con el dúo Videla-Viola, decidió abrir un "bloque antiverticalista" para enfrentarse a Isabel Perón y operar para promover su caída.[24]


En septiembre, la Presidenta pidió licencia por razones de salud y el senador Ítalo Luder asumió la presidencia provisional.[25]​ Luder reforzó el poder de los militares y sancionó a su pedido, los tres decretos que extendían a todo el país la orden de "aniquilar" el accionar guerrillero: creaba un Consejo Nacional de Defensa controlado por las Fuerzas Armadas, y ponía a las policías nacionales y provinciales a órdenes de aquellas.[26]​ Una de las primeras decisiones del Ejército fue militarizar el país en cinco zonas, dentro de las cuales cada comandante de cuerpo tenía autonomía para ordenar las acciones represivas que considerara necesarias, entre ellas el establecimiento de centros clandestinos de detención y tortura.[22]​ Luder anunció también que se adelantarían las elecciones previstas para marzo de 1977, las cuales se celebrarían en la segunda mitad de 1976.[25]​ En una reunión de los altos mandos del Ejército dirigida por el entonces comandante en Jefe del Ejército Jorge Rafael Videla, con participación de asesores militares franceses y estadounidenses, se aprobó en secreto la Estrategia Nacional Contrainsurgente, ordenando prescindir de los procedimientos y garantías del Estado de derecho y realizar las acciones represivas de manera clandestina y sin reconocimiento por parte de las autoridades estatales.[27]​ Poco después, el 23 de octubre de 1975, en la XI Conferencia de Ejércitos Americanos realizada en Montevideo, Videla declaró públicamente que “Si es preciso, en la Argentina deberán morir todas las personas necesarias para lograr la paz del país”.[28]​ Poco antes de morir ya anciano y con serios problemas de salud, en los de veinte días de su muerte, Perón pensó en encontrar formulas para que el líder radical Ricardo Balbín, pudiera ser investido presidente.


En octubre, Isabel Perón volvió a hacerse cargo de la presidencia, entorpeciendo la bordaberrización (dictadura con presidente civil) a que estaba llevando la gestión de Luder. Isabel estaba decidida a no renunciar, ni permitir que la desalojaran mediante un juicio político, aferrándose estrictamente a la legalidad constitucional, en un contexto nacional e internacional en el que los respaldos que podía recibir el gobierno eran cada vez más escasos. La excelente relación de Perón con el radicalismo balbinista se había esfumado,[25]​ y los principales periódicos comenzaron a anunciar —e incluso exigir— que las Fuerzas Armadas tomaran nuevamente el poder.[29]


A fines de 1975, el gobierno anunció el adelanto de las elecciones presidenciales para octubre de 1976.[30][31]​ Conscientes de que el golpe de Estado estaba en plena preparación, los legisladores peronistas se dividieron en dos sectores: los verticalistas sostenían que la única posibilidad de llegar a las elecciones de octubre, era respetar la institucionalidad que representaba Isabel Perón, mientras que otro sector, liderado por Luder, era partidario de la renuncia de la presidenta y su reemplazo por un civil -el propio Luder- o un militar retirado con apoyo militar. Un sector del radicalismo liderado por Fernando de la Rúa, era partidario remover a la presidenta Perón mediante un juicio político, que fue rechazado en bloque por la bancada justicialista mayoritaria.
En diciembre del 75 figuras del lópezrreguismo, los diputados liderados por el sindicalista Victorio Calabró (antiverticalistas) -cercano al grupo golpista de Videla y Viola-,[cita requerida] se separaron de su bloque y el Partido Justicialista perdió la mayoría pues pasó de 142 diputados a tener 102 contra 129 que sumaban la oposición y los antiverticalistas quedando otros 12 en posiciones independientes.[32][33][24]​ En tanto el principal jefe de la oposición y lider de la bancada radical se reuniría con Jorge Rafael Videla para pedirle que diera un golpe de Estado, años después Videla relató un encuentro en el que Ricardo Balbín le pidió que las fuerzas armadas perpetraran el golpe de Estado "cuanto antes" y afirmó que el ex líder radical Ricardo Balbín le pidió, en un encuentro a solas, que derrocara al gobierno de Isabelita.[34]​45 días antes del golpe del 24 de marzo, Balbín lo invitó a una reunión privada en la casa de un amigo en común y finalmente pregunto si iban a dar el golpe o no.[35]


Posteriormente Balbín apoyaría el golpe y al Proceso de Reorganización Nacional:
“Recibimos con satisfacción que las Fuerzas Armadas en el poder hayan ratificado su voluntad de arribar a un proceso democrático y republicano, que no hayan definido otros enemigos que los responsables de deshonestidades administrativas y de la quiebra moral y los que se han marginado voluntariamente del proceso, recurriendo a la subversión y al terrorismo, y que hayan reconocido la necesidad de los partidos políticos", Ricardo Balbín, abril de 1976. Posteriormente el dictador Jorge R. Videla implicó a Balbín en el golpe de 1976
Dijo que el líder radical le pedía que terminen "cuanto antes" con el Gobierno de la Presidenta Isabel Martinez.[36]


Asi mismo se ha señalado el apoyo del Departamento de Estado de Estados Unidos al golpe, dos días después de producido el golpe militar del 24 de marzo de 1976, el entonces secretario de EE.UU. Henry Kissinger, ordenó “alentar” la dictadura y ofrecerle apoyo financiero. Dias antes Kissinger al ser informado de que se produciria un golpe de Estado, afirmo que queria impulsarlos. En tanto el embajador norteamericano A. Hill, califico al golpe como “más civilizado de la historia” del país". [37]


El pedido de intervención militar era tan visible que, desde la oposición admitían las reuniones con uniformados, entre ellos el senador radical Eduardo Angeloz decía: "Debo confesar que en el día de hoy he golpeado las puertas [...] de la Policía Federal, la de algunos hombres del Ejército. Y el silencio es toda la respuesta que he encontrado", admitía el senador Eduardo Angeloz, a catorce días del 24 de marzo. [38]


El historiador De Riz describió la situación como una crisis de autoridad del Estado que hacía prever el desplazamiento de la Presidenta, quien trató de ganar tiempo adelantando la fecha de las elecciones;[39]​ otros historiadores describen la situación señalando la instalación de dictaduras en toda la región en el marco de la Guerra Fría, y el avance del grupo golpista en Argentina, apoyados por Estados Unidos, la logia anticomunista Propaganda Due a la que pertenecía el almirante Massera, así como importantes sectores del empresariado y la Iglesia Católica.[40][22][41]​ Para entonces, la Argentina era el único país del Cono Sur que mantenía un régimen democrático, en tanto que todos los países vecinos estaban gobernados por dictaduras militares (Banzer en Bolivia, Geisel en Brasil, Augusto Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay y Bordaberry en Uruguay), sostenidas por Estados Unidos en el contexto de la Doctrina de la Seguridad Nacional.


El 18 de diciembre, el brigadier Jesús Cappellini, hombre leal a Videla, lideró un ensayo de golpe de Estado, con el fin de hacer caer al comandante en jefe de la Aeronáutica, brigadier Héctor Fautario, último de los mandos militares que no aceptaba formar parte del grupo golpista y "último sostén" militar del gobierno constitucional.[42]​ La caída de Fautario y su reemplazo por Agosti, terminó de conformar la cúpula golpista.[43]​en agosto de 1975, con el respaldo del sindicalismo peronista, asume la cartera económica Antonio Cafiero y pone en práctica una política heterodoxa y keynesiana, que logra disminuir hacia fines de 1975 la tasa de inflación al 9% mensual en noviembre de 1975.5 Sin embargo, la oposición de las cámaras empresarias implementaron medidas de lock-out que hacia fines de enero de 1976 comenzaron a desabastecer al país, logrando esa fuerte presión empresarial que la viuda de Perón. El lider radical Ricardo Balbín, máximo lider opositor, tuvo un encuentro 45 días antes del golpe con Jorge Rafael Videla instandolo a dar un golpe de Estado.[44]​ Días antes del golpe de Estado, tuvo al menos una reunión con el general Rafael Videla y luego con el general José Rogelio Villarreal, encargado de reunirse con los principales dirigentes políticos.Posteriormente parte de los participantes de estas reuniones se integraron a la Secretaría General de la Presidencia durante el régimen de Videla, al mando del general Villarreal: Raúl Castro Olivera, Victorio Sánchez Junoy, Virgilio Loiácono, José María Lladós, Francisco Mezzadri, Ricardo Yofre, Juan Carlos Paulucci Malvis y el constitucionalista Félix Loñ.


En 2017 se divulgarían cables secretos que demostraban Washington apoyó firmemente la dictadura militar a la que consideraba la mejor opción ante “el clima de incertidumbre que amenaza a sus intereses en el país”. El documento filtrado del Departamento de Estado de EE.UU. días después de que se conociera que Perón había sido ingresado de urgencia por un edema pulmonar, señalaba que “debemos esforzarnos por mantener un estrecho vínculo con los líderes militares clave, en tanto representan una de las pocas alternativas viables a los peronistas”. Henry Kissinger, nombrado jefe del Servicio Exterior estadounidense encargó la elaboración de un “documento de contingencia" para que circulase entre las distintas agencias de EE.UU. en el que enfatizaba que “cualquier intervención en casi cualquier aspecto de la política interior de Argentina requiere que Estados Unidos actúe con la mayor discreción y sensibilidad”.[45]


En los diez meses que transcurrieron entre mayo de 1975, cuando Rodrigo anunció su plan económico, y marzo de 1976, cuando asumió la dictadura militar, la inflación fue del 481 % (casi un 50% mensual).[46]


Desde mediados de 1975, una delegación de empresarios liderada por José Alfredo Martínez de Hoz, presidente del Consejo Empresario Argentino se entrevistaba en secreto con el entonces general Jorge Rafael Videla, comandante en jefe del Ejército, para expresarle la preocupación de los grandes grupos económicos porque "se estaba impidiendo la libertad de trabajo, la producción y la productividad" y solicitarle a las Fuerzas Armadas que aseguraran "el imperio del orden sobre todas las cosas".[47]​ Desde ese momento, las reuniones entre empresarios y militares se hicieron frecuentes, con la destacada mediación de Jaime Perriaux, director de empresas como La Vascongada y Citroën. La última de esas reuniones se realizó con el entonces almirante Eduardo Massera, comandante en jefe de la Armada.[47]​Después del 24 de marzo de 1976, las organizaciones empresariales comprometidas con el golpe pasaron a formar parte del área económica del nuevo gobierno cívico-militar. El Consejo Empresario Argentino, en la persona de su presidente, Martínez de Hoz, recibió el Ministerio de Economía. La Secretaría de Ganadería le correspondió a la Sociedad Rural Argentina, representada por Jorge Zorreguieta. El Banco Central le fue entregado a la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba), representado por Adolfo Diz. Como secretario de Programación y Coordinación Económica fue nombrado Guillermo Walter Klein, de la Cámara Argentina de Comercio.[48]


En octubre de 1975, los militares y empresarios golpistas comenzaron a reunirse con la jerarquía de la Iglesia católica que se comprometieron a no oponerse.[49]​ Asimismo, los militares consideraban que los partidos políticos como la Unión Cívica Radical, el Partido Federal y Partido Justicialista no opondrían resistencia significativa al golpe de estado.[47]


En noviembre, el Partido Justicialista expulsó al gobernador antiverticalista Calabró y en diciembre la presidenta elaboró un decreto para intervenir la provincia de Buenos Aires.[24][50]​ La intención de intervenir la provincia de Buenos Aires y la remoción de Calabró, fue tomada por los tres comandantes, como una declaración de guerra. El 29 de diciembre, el triunvirato golpista envió al vicario castrene monseñor Adolfo Tortolo, para comunicarle a la presidenta la intimación a renunciar, dejándole claro que se trataba de una exigencia innegociable.[50]​ Isabel se reunió entonces con los tres comandantes el 5 de enero de 1976, quienes en una reunión extremadamente violenta le exigieron la renuncia personalmente. Isabel se negó a renunciar, ratificó la necesidad de preservar la institucionalidad constitucional hasta las elecciones presidenciales que deberían realizarse en octubre y buscó la protección de la Santa Sede, recurriendo al nuncio Pío Laghi, miembro al igual que Massera de la logia Propaganda Due. Pero el nuncio se entrevistó a su vez con el embajador de Estados Unidos, Robert Hill, uno de los principales apoyos del dúo Videla-Viola, y la eventual mediación de la Santa Sede quedó en la nada. De este modo, en aquella reunión entre la presidenta y los tres comandantes, quedó definida la suerte del gobierno constitucional. A Isabel solo le quedaba el poder de no convalidar con sus actos personales, el golpe y la catástrofe humanitaria que causaría, ya evidente para todos los observadores.


En enero de 1976, María Estela Martínez de Perón reorganizó su gabinete y se desprendió de sindicalistas y políticos moderados. Los sindicalistas, que en ese momento estaban divididos entre los leales a la Presidenta –liderados por Lorenzo Miguel- y aquellos que querían su alejamiento, optaron por tomar una actitud pasiva pues no querían oponérsele en un momento en que veían inevitable su derrocamiento.[51][52]​ Los llegados al gabinete propusieron a los militares la disolución de ambas Cámaras del Congreso de la Nación y la “bordaberrización” del Poder Ejecutivo similar a la ocurrida en Uruguay el 27 de junio de 1973 pero las Fuerzas Armadas no lo aceptaron.[53]​En el Congreso los legisladores verticalistas bloqueaban las propuestas de sus colegas “institucionalistas” y de la oposición tendientes a desplazar legalmente a la Presidenta.[54]​.


En febrero de 1976 el entonces general Roberto Eduardo Viola elaboró el plan de operaciones del golpe.[55]​ El plan contemplaba la necesidad de "encubrir" como "acciones antisubversivas", la detención clandestina de activistas y opositores, desde la noche misma del golpe.[47]


El 9 de febrero el periodista político más conocido del país Bernardo Neustadt cerró su programa Tiempo Nuevo mirando fijamente a la cámara y exigiéndole la renuncia a la presidenta:



Señora, ¿por qué no se hace un favor a usted misma y nos lo hace a todos? ¡Libérese! ¡Deje la presidencia para que asuma alguien más capacitado!


Bernardo Neustadt[56]


El 17 de febrero el jefe de los servicios de inteligencia, el general Otto Paladino, volvió a presionar a Isabel para que renuncie, con el argumento de que en caso contrario va a "correr mucha sangre". Isabel le transmitió entonces a su ministro de Defensa, la razón de su postura:



Vea doctor, yo no renuncio ni aunque me fusilen. Porque renunciar acá sería convalidar lo que va a venir después.


María Estela Martínez de Perón[57]


Los golpistas tomaron el poder en un contexto de violencia creciente, caracterizado por acciones de terrorismo de Estado llevadas adelante por las Fuerzas Armadas y el grupo parapolicial Triple A y la actuación de organizaciones guerrilleras como Montoneroscuyo lider Mario Firmenich dijo que "no hicieron nada para impedirlo" [58]​ Firmenich dijo sobre ello: "no hicimos nada por impedirlo porque, en suma, también el golpe formaba parte de la lucha interna en el movimiento Peronista".[58]
(de tendencia peronista) y el ERP (de orientación marxista-guevarista).[cita requerida]A comienzos de 1976 las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina habían descendido a 617,7 millones de dólares en relación a los 1340,8 de un año antes. [59]


El 21 de marzo de 1976 el diario derechista La Nueva Provincia de Bahía Blanca criticaba a los políticos que daban prioridad a mantener el régimen democrático y reclamaba abiertamente el golpe militar:



«A las elecciones con muletas», dejó escapar, en alguna ocasión, el líder radical (Ricardo Balbín). No interesa cuál sea el precio, no importan las consecuencias ni el estado de la República. Lo importante es llegar... Quizás porque subyugado con aquellas palabras de Almafuerte supone "curables" los males argentinos cinco minutos antes que muera la República? ¡Qué increíble ceguera! No cabría pensar, mejor, con el egregio Lugones, que otra vez LA HORA DE ESPADA se cierne insoslayable, para bien del mundo?


Diario La Nueva Provincia, 21-02-1976.


En el ámbito internacional, el golpe fue previsto por la inteligencia estadounidense y anticipado por William P. Rogers al Secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, en su reunión semanal el día 24 de marzo de 1976.[60]​ Este expresó su apoyo expresando el interés de Estados Unidos en el golpe, y su deseo de alentarlos y no hostigarlos, a pesar de las advertencias de William P. Rogers acerca del probable baño de sangre y las matanzas no sólo a terroristas sino a disidentes en sindicatos y partidos políticos.[61]


La campaña de prensa a favor de la dictadura militar comenzó antes del 24 de marzo de 1976. Para los primeros días de marzo, la mayoría de los medios gráficos comenzaron a dedicar más espacio dentro de sus ediciones a las noticias y temas que tenían que ver con las Fuerzas Armadas, sus integrantes, sus actividades. Las revistas Somos, Gente y Para Ti, pertenecientes al grupo editorial Atlántida, son de las que más apoyaron y difundieron la campaña pro dictadura[62]



El golpe de estado del 24 de marzo de 1976




La primera junta militar, de izquierda a derecha: Emilio Massera, Jorge Videla y Orlando Agosti.


A las 3 y diez de la madrugada del 24 de marzo de 1976, el general José Rogelio Villarreal inició el golpe de estado diciéndole a la presidenta Isabel Martínez de Perón:



Señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada.



Si bien en la Argentina del siglo XX hubo varios golpes de Estado, como bien lo sintetiza Horacio Verbitsky:



Nunca antes en la historia argentina, el Estado, como maquinaria, integralmente había sido puesto al servicio de la violación sistemática de toda regla, incluso de las propias, de las dictadas por quienes lo ocupaban, en aplicación de un plan que la Justicia definió como criminal; consistente en secuestrar personas, tenerlas alojadas en forma clandestina, torturarlas y luego -según los casos-, dejarlas en libertad, pasarlas a la Justicia, o asesinarlas. Esto no había ocurrido nunca antes en la Argentina.[63]



La proclama golpista decía:



Agotadas todas las instancias de mecanismo constitucionales, superada la posibilidad de rectificaciones dentro del marco de las instituciones y demostrada en forma irrefutable la imposibilidad de la recuperación del proceso por las vías naturales, llega a su término una situación que agravia a la Nación y compromete su futuro. Nuestro pueblo ha sufrido una nueva frustración. Frente a un tremendo vacío de poder, capaz de sumirnos en la disolución y la anarquía, a la falta de capacidad de convocatoria que ha demostrado el gobierno nacional, a las reiteradas y sucesivas contradicciones demostradas en las medidas de toda índole, a la falta de una estrategia global que, conducida por el poder político, enfrentara a la subversión, a la carencia de soluciones para el país, cuya resultante ha sido el incremento permanente de todos los exterminios, a la ausencia total de los ejemplos éticos y morales que deben dar quienes ejercen la conducción del Estado, a la manifiesta irresponsabilidad en el manejo de la economía que ocasionara el agotamiento del aparato productivo, a la especulación y corrupción generalizadas, todo lo cual se traduce en una irreparable pérdida del sentido de grandeza y de fe, las Fuerzas Armadas, en cumplimiento de una obligación irrenunciable, han asumido la conducción del Estado. Una obligación que surge de serenas meditaciones sobre las consecuencias irreparables que podía tener sobre el destino de la Nación, una actitud distinta a la adoptada.


Esta decisión persigue el propósito de terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo, y sólo está dirigida contra quienes han delinquido y cometido abusos del poder. Es una decisión por la Patria, y no supone, por lo tanto, discriminaciones contra ninguna militancia cívica ni sector social alguno. Rechaza por consiguiente la acción disociadora de todos los extremismos y el efecto corruptor de cualquier demagogia.(...)


(...) Por ello, a la par que se continuará sin tregua combatiendo a la delincuencia subversiva, abierta o encubierta, se desterrará toda demagogia.
No se tolerará la corrupción o la venalidad bajo ninguna forma o circunstancia, ni tampoco cualquier transgresión a la ley en oposición al proceso de reparación que se inicia.


Las Fuerzas Armadas han asumido el control de la República. Quiera el país todo comprender el sentido profundo e inequívoco de esta actitud para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa que, persiguiendo el bien común, alcanzará con la ayuda de Dios, la plena recuperación nacional.[64]



  • Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército;

  • Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada;

  • Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aérea.






El "flagelo subversivo", la "demagogia", la "corrupción", el "caos", el "vacío de poder", la "carencia de soluciones" institucionales, la "irresponsabilidad en el manejo de la economía", fueron algunos de los argumentos utilizados por los golpistas para derrocar al gobierno constitucional. García cita la decisión de Montoneros de convertirse en un auténtico ejército regular clandestino en 1975 y su búsqueda de la confrontación directa con las Fuerzas Armadas a mediados de 1975 —con algunos éxitos iniciales[nota 3]​— convenció a los militares de que necesitaban controlar el Estado y exterminar físicamente a los guerrilleros para vencerles.[65]​ Marcelo de los Reyes dice que "Los militares se dedicaron a los aspectos políticos del gobierno y la eliminación de la subversión, mientras que la economía quedó en manos de Alfredo Martínez de Hoz (1976-1981), a la sazón ministro de Economía, vinculado a los sectores agropecuarios. Martínez de Hoz implementó una fuerte política liberal y desde 1979 una política cambiaria que fijaba el valor del dólar a futuro conocida con el nombre de 'tablita'.[66]​ El escritor e integrante de la organización Montoneros[67]​ Rodolfo Walsh opinó:



Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.


(Rodolfo Walsh - Carta Abierta a la Junta Militar- Marzo de 1977)[68]


Una detallada explicación posible de las consecuencias económicas del golpe de Estado se encuentran en la nota "Una pesada herencia" de Ernesto Hadida, editor de Invertia Argentina.[69]


Simultáneamente con el golpe, esa misma noche, se realizaron centenares de secuestros y arrestos, principalmente de activistas y dirigentes sindicales en áreas industriales estratégicas, como el Gran Buenos Aires, Córdoba y la zona que se extiende desde el Gran Rosario hasta San Nicolás.[47]


El primer día la Junta Militar dictó 31 comunicados. El comunicado Nº 1 dice:



Se comunica a la población que, a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta de Comandantes Generales de las FF.AA. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas que emanen de autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operaciones.



El comunicado N.º 19 estableció:



Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales.





Al día siguiente del golpe, el diario La Nación comunica que se ha impuesto la pena de muerte en Argentina.


Ese mismo primer día se impuso la pena de muerte y los Consejos de Guerra (Ley 21.264):



Art.1 El que públicamente por cualquier medio, incitare a la violencia colectiva y / o alterare el orden público, será reprimido por sola incitación, con reclusión hasta diez años. Art. 2. El que alterare en cualquier forma contra los medios de transporte, de comunicación, usinas, instalaciones de gas o agua corriente u otros servicios públicos, será reprimido con reclusión por tiempo determinado o muerte... Art.5 ...el personal militar de las fuerzas de seguridad y de las fuerzas policiales hará uso de las armas en caso de que la persona incurra en alguno de los delitos previstos de dos a cuatro precedentes... Art. 7 Créanse en todo el territorio del país los Consejos de Guerra Especiales Estables...que juntamente con los Consejos de Guerra Permanente para el Personal Subalterno de las Tres Fuerzas Armadas, conocerán en el juzgamiento de los delitos que prevé la presente ley. Art 10. La presente ley será aplicable a toda persona mayor de dieciséis años.



Robert Cox, cuando era director del Buenos Aires Herald manifestó en un reportaje concedido a un semanario político al ser preguntado si había estado a favor del golpe, respondió: “por supuesto, el país no aguantaba más la situación en que estaba sumido”.[70]


Por su parte el periodista A. Graham-Yooll afirmó: “el establishment, el país, gran parte de la clase media, yo diría la clase trabajadora también, apoyó el golpe. Claro que había una enorme parte de la población que estaba comprometida políticamente que no lo hizo”.[71]
Jorge Fontevecchia escribió que "En 1976 no se podía saber que la última dictadura sería infinitamente más cruel y macabra que las anteriores y, aunque duela reconocerlo, una parte muy numerosa de la sociedad apoyó el derrocamiento del gobierno democrático de Isabel Perón".[72]



Inicio del proceso




Gráfico sobre la estructura del gobierno implantada por el Proceso de Reorganización Nacional.


El 24 de marzo de 1976, los golpistas organizaron un gobierno dictatorial que impuso, como «órgano supremo del Estado»,[73]​ una Junta de Comandantes de las tres fuerzas armadas (ejército, marina y aviación). El origen tripartito del poder, durante el Proceso de Reorganización Nacional, estableció una situación de independencia virtual de cada fuerza que, en más de una ocasión, llevó a que actuaran sin comunicación alguna entre ellas y hasta a enfrentarse entre sí. La primera junta militar estuvo integrada por Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Eduardo Massera (Armada) y Orlando Ramón Agosti (Aviación).


Según el decreto fundacional también se dispuso que el mando directo del país quedaría en manos de un «presidente», con facultades ejecutivas, legislativas y judiciales, designado y supervisado por la junta mientras no perteneciese a ésta, sin embargo, al pasar los días esto no llegó efectuarse. [74]​ El primer presidente designado fue el exgeneral Jorge Rafael Videla.


Los golpistas disolvieron el Congreso Nacional, derrocaron a las autoridades provinciales (gobernadores y legislaturas) y destituyeron a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, designando en su lugar a los abogados Adolfo Gabrielli, Horacio Heredia, Abelardo Rossi, Alejandro Caride y Federico Videla Escalada, que asumieron el 2 de abril.


La estructura de gobierno nacional se completó con la Comisión Asesora Legislativa (CAL), integrada por tres militares designados por cada fuerza, con «facultades de asesoramiento legislativo en representación de las Fuerzas Armadas».[75]


Los autores e ideólogos del golpe decidieron autodenominarse como Proceso de Reorganización Nacional, aludiendo de ese modo a dos conceptos fundamentales de la dictadura:



  • a) que se trataba de un «proceso» y que como tal «no tenía plazos sino objetivos»;[76]

  • b) que había que «reorganizar» radicalmente al país, implementando reformas que modificaran profundamente la economía, las relaciones laborales, el sistema político y la cultura nacional.


«En ejercicio del poder constituyente» la Junta de Comandantes impuso una serie de «principios liminares», «objetivos básicos», actas y estatutos para la Reorganización Nacional, al que deberían someterse todas las otras leyes incluida la Constitución vigente, en lo que pudiera resultar aplicable aún. Cuatro fueron las principales normas supraconstitucionales establecidas:




  • Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, Poder Ejecutivo y Comisión de Asesoramiento Legislativo (aprobado por la denominada «ley» 21256, realizada el 24 de marzo de 1976 y publicada el 26 de marzo de 1976);


  • Acta para la Reorganización Nacional (realizada el 24 de marzo de 1976 y publicada el 29 de marzo de 1976);


  • Estatuto para la Reorganización Nacional (publicado el 29 de marzo de 1976);


  • Acta fijando el Propósito y los Objetivos Básicos del Proceso de Reorganización Nacional (publicada el 31 de marzo de 1976).


Cinco días después del golpe, el 29 de marzo, asumió Videla como presidente, y a continuación asumieron sus ministros:























































 

Ministerios de
Jorge Rafael Videla

Cartera
Titular
Período

Ministerio del Interior

Albano Harguindeguy

29 de marzo de 1976 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto

César Augusto Guzzetti
Oscar Antonio Montes
Carlos Washington Pastor

29 de marzo de 1976 – 23 de mayo de 1977
23 de mayo de 1977 – 27 de octubre de 1978
6 de noviembre de 1978 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Economía

José Alfredo Martínez de Hoz

29 de marzo de 1976 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Educación

Ricardo P. Bruera
Juan José Catalán
Juan Rafael Llerena Amadeo

29 de marzo de 1976 – mayo de 1977
junio de 1977 – agosto de 1978
3 de noviembre de 1978 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Bienestar Social

Julio Juan Bardi
Jorge A. Fraga

29 de marzo de 1976 – 30 de octubre de 1978
3 de noviembre de 1978 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Defensa Nacional

José María Klix
David de la Riva

29 de marzo de 1976 – 30 de octubre de 1978
3 de noviembre de 1978 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Justicia

Julio Arnaldo Gómez
Alberto Rodríguez Varela

29 de marzo de 1976 – 30 de octubre de 1978
3 de noviembre de 1978 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Trabajo

Horacio Tomás Liendo
General Llamil Reston

29 de marzo de 1976 – 18 de enero de 1979
18 de enero de 1979 – 29 de marzo de 1981

Ministerio de Planeamiento

Ramón Genaro Díaz Bessone
Carlos E. Laidlaw
octubre de 1976 – diciembre de 1977
diciembre de 1977 – 30 de octubre de 1978

Las empresas y grupos civiles que participaron en la organización del golpe se instalaron principalmente en el Ministerio de Economía, que se le entregó al Consejo Empresario Argentino asumiendo su presidente, el empresario José Alfredo Martínez de Hoz, como ministro. La Secretaría de Ganadería le correspondió a la Sociedad Rural Argentina, representada por Jorge Zorreguieta.[77]​ Por su parte, el Banco Central le fue entregado a la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (ADEBA), siendo designado el economista Adolfo Diz, ex Director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional y adscripto a la Escuela de Chicago.[78]​ Como Secretario de Estado de Programación y Coordinación Económica, fue nombrado Guillermo Walter Klein de la Cámara Argentina de Comercio. El Ministerio de Educación también estuvo a cargo, desde un inicio, de un grupo de civiles provenientes del CONICET (Fundación FECIC), siendo nombrado Ricardo Bruera. Más adelante otros ministerios también quedaron a cargo de los grupos civiles, como el de Justicia,[nota 4]​ el de Relaciones Exteriores,[nota 5]​ el de Defensa[nota 6]​ y el de Salud.[nota 7]​ Por otra parte, a partir del la «presidencia» de Viola, el Ministerio de Economía se desdobló en varios ministerios que estuvieron a cargo de las organizaciones empresariales.


El esquema del poder dictatorial se completó con la designación de «gobernadores» en cada provincia e «intendentes» en las ciudades. La designación de «gobernadores» en las provincias, recayó casi siempre en un militar. En el caso de los «intendentes» de ciudades, en un gran número de casos se trató de políticos civiles, entre ellas la ciudad de Rosario, la segunda del país en aquel momento. Los partidos políticos, explícita o implícitamente, aportaron un total de 794 «intendentes» de la dictadura, divididos según la siguiente pertenencia:[79]




  • Unión Cívica Radical: 310


  • Partido Justicialista: 169


  • Partido Demócrata Progresista: 109


  • Movimiento de Integración y Desarrollo: 94


  • Fuerza Federalista Popular: 78


  • Movimiento Popular Neuquino: 23


  • Partido Demócrata Cristiano: 16


  • Partido Intransigente: 4


  • Partido Socialista Democrático: 1




Zonificación militar de Argentina 1975-1983.


En superposición con el esquema formal de autoridades, la dictadura mantuvo el sistema de zonificación militar del país, dispuesto el 28 de octubre de 1975, mediante la Directiva del Comandante General del Ejército 404/75 (Lucha contra la subversión). Según el régimen de zonificación militar, el país quedaba dividido en 5 zonas militares, correspondientes a los cinco cuerpos en que se dividía el ejército. Al comandante de cada cuerpo del Ejército le correspondía hacerse cargo de la zona. Cada zona estaba dividida a su vez en subzonas y áreas, y cada uno de los jefes de zona, subzona y área tenía mando directo para la represión en su jurisdicción. Por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires era una subzona, ubicada dentro de la Zona 1; a su vez la subzona Ciudad de Buenos Aires, estaba dividida en 6 áreas. Los jefes de zona y subzona actuaban con total autonomía. Su capacidad para tomar decisiones que implicaran violaciones de derechos humanos era absoluta. El General Martín Balza los definió como «señores de la guerra... verdaderos señores feudales...».[80]​ Al momento del golpe, las cinco zonas estaban al mando de los siguientes generales:




  • Zona 1: Guillermo Suárez Mason


  • Zona 2: Ramón Genaro Díaz Bessone[81]


  • Zona 3: Luciano Benjamín Menéndez[82]


  • Zona 4: José Montes[83]


  • Zona 5: Abel Teodoro Catuzzi[84]


Fuera de la estructura de mandos ya descripta, la dictadura creó Grupos de Tareas y centros clandestinos de detención (CCD) que, en algunos casos, dependían directamente de la Marina o de la Fuerza Aérea. Tal fue el caso de la ESMA, el CCD más grande que funcionó en el país.



Juntas Militares


Durante el Proceso hubo cuatro juntas militares gobernantes sucesivas, integradas por los titulares de cada una de las fuerzas armadas



Primera Junta Militar de Gobierno (1976-1980)




Segunda Junta Militar de Gobierno (1980-1981)




Tercera Junta Militar de Gobierno (1981-1982)




Cuarta Junta Militar de Gobierno (1982-1983)



Estas juntas nominaron como presidentes de facto a Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Bignone, todos ellos pertenecientes al Ejército.


En 1982, el gobierno militar emprendió la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido. La derrota infligida provocó la caída de la tercera junta militar y meses más tarde la cuarta junta llamó a elecciones para el 30 de octubre de 1983, en las que triunfó el candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl Alfonsín. El presidente Alfonsín creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas para investigar las violaciones de derechos humanos ocurridas entre 1976 y 1983 y luego promovió el juzgamiento de los miembros de las tres primeras juntas por los delitos cometidos durante su gobierno, como resultado del cual cinco de sus integrantes fueron condenados y cuatro absueltos. Al mismo tiempo otros responsables fueron enjuiciados en diversos procesos. En 1986 y 1987, a iniciativa del presidente Alfonsín, se dictaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida dando fin a los juicios por crímenes de lesa humanidad.


En 1989 y 1990, el presidente Carlos Menem dictó indultos que beneficiaron a los funcionarios del Proceso y a los jefes guerrilleros que continuaban judicialmente comprometidos. La situación de impunidad en Argentina determinó que los familiares de los desaparecidos buscaran apoyo en el exterior, por lo que desde 1986 se iniciaron procesos penales contra miembros de la dictadura militar en España, Italia, Alemania, Francia, por desaparecidos de esos países. En 2004 el Tribunal de la ciudad de Núremberg, Alemania emitió órdenes de captura y extradición contra Jorge Rafael Videla y Emilio Massera.


En 2003, tras iniciativas del Presidente Néstor Kirchner, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueron derogadas por el Congreso de la República Argentina y los juicios se reabrieron, en tanto que la justicia comenzó a declarar inconstitucionales los indultos por crímenes de lesa humanidad que habían cometido los militares durante la última dictadura. En 2006 se habían reabierto 959 causas penales en las que 211 acusados se encontraban.



El terrorismo de Estado





Informe secreto Arancibia Clavel (DINA, Chile), cuantifica en 22.000 los muertos y desaparecidos a julio de 1978.


Durante el Proceso, decenas de miles de personas fueron detenidas, torturadas, asesinadas y desaparecidas o forzadas al exilio, como parte del plan de exterminio del gobierno militar, quienes atentaban contra los derechos humanos.




Países participantes del Plan Cóndor destinado a la colaboración entre regímenes militares para vigilar, detener y desaparecer personas en estos países, y que contaba con la colaboración de Estados Unidos.


El número exacto de desaparecidos no ha sido establecido: los organismos de derechos humanos estiman la cantidad en unos 30.000; y, hasta 2007, la Subsecretaría de Derechos Humanos tenía registradas aproximadamente 15.000 víctimas. La CONADEP documentó 8.961 casos. En algunos casos aislados, personas que estuvieron detenidas, han retornado a la vida pública de forma plena, como la Dra. Carmen Argibay, integrante de la Corte Suprema de la República desde 2005 hasta su deceso en 2014. Dentro de las listas de víctimas figuran también cientos de ciudadanos extranjeros de nacionalidad alemana, española, italiana, griega, sueca, francesa, entre otras.


Entre los desaparecidos se encuentra un número de niños que se estiman entre 250 y 500, los cuales fueron adoptados ilegalmente luego de que nacieran en los centros clandestinos de detención. Existe una organización denominada Abuelas de Plaza de Mayo que se ha dedicado a localizarlos, y que ya ha encontrado a más de 100 nietos secuestrados por la dictadura.


Durante el tiempo de la dictadura militar de 1976 a 1983 funcionaron centros clandestinos de detención, encontrándose a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y el Garage Olimpo entre los más conocidos en la Ciudad de Buenos Aires. En la Provincia de Buenos Aires, El Campito (también conocido como Los Tordos), El Vesubio, La Perla, el Pozo de Banfield, en la provincia de Córdoba, Regimiento 9, La Polaca, Campo Hípico y Santa Catalina en Corrientes.


Estas acciones de represión ilegal constituyeron el Terrorismo de Estado y agravaron la situación de ilegitimidad e ilegalidad en que habían incurrido las Fuerzas Armadas al interrumpir el orden constitucional.


Los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el Proceso fueron investigados en 1984 por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) que produjo el famoso informe Nunca Más.




Obispo Enrique Angelelli asesinado[85]​ en agosto de 1976 a causa de sus luchas sociales y su defensa por los pobres.


Por estos crímenes, las tres juntas de comandantes que gobernaron el país entre 1976 y 1982 (se excluye la última) fueron juzgadas y condenadas en 1984. Otros responsables han sido enjuiciados y condenados tanto en Argentina como en otros países. Los procesos han continuado varias décadas después de los hechos.



Encarnizamiento contra las minorías


Dentro del marco ideológico del Proceso, heredero en muchos aspectos del nazismo,[86]​ el concepto de nacionalidad excluía cualquier forma de heterogeneidad posible.[87]​ Esta búsqueda de homogeneidad de la sociedad dejaba al costado las minorías tomando en cuenta, por ejemplo, sus raíces (judíos,[88][89]​ descendientes de los pueblos originarios,[90]​ etc.), su orientación sexual y su identidad de género (homosexuales,[91]​ lesbianas,[92]​ transexuales, etc.) o sus creencias religiosas (ateos, Testigos de Jehová,[93]​ etc.).


Estas minorías fueron tratadas con especial ferocidad por los represores, creándose incluso comandos especiales con dedicación exclusiva (como es el caso del Comando Cóndor, dedicado a perseguir personas homosexuales).[92]​ En el caso de las víctimas judías, el antisemitismo sistemático llevado a cabo en los distintos centros clandestinos de detención fue un hecho constatado ya desde el informe Nunca Más[88]​ y por posteriores investigaciones y trabajos.[94][95]​ Los Testigos de Jehová fueron discriminados durante el servicio militar de sus fieles, no permitiendo la práctica común llevada a cabo con otros credos religiosos de permitir a sus autoridades el exceptuarse, y obligando a todos a hacer cuatro años de servicio (tres más que el resto de los ciudadanos) siendo, además, sometidos a torturas y asesinatos.[93]​ Los habitantes de las villas miserias vieron como éstas eran arrasadas por los distintos planes de erradicación,[90]​ sobre todo en el marco de la organización de la Copa Mundial de Fútbol de 1978.




Escultura en la reja de la ESMA en memoria de las madres detenidas-desaparecidas y los niños que allí dieron a luz en cautiverio. Los nombres escritos sobre la imagen de la mujer embarazada corresponden a los niños que allí nacieron.



Secuestro de niños



El Proceso llevó a cabo distintas actuaciones relacionadas con los hijos de los secuestrados, entre los cuales hubo incluso mujeres embarazadas,[96]​ las cuales dieron a luz, en muchos casos, en cautividad.[97]


Cuando en los domicilios de los "objetivos" de los grupos de tareas[98]​ había niños, éstos podían ser secuestrados o dejados en la casa de algún vecino. La práctica habitual de los grupos de tareas, como el temible Grupo de tareas 3.3.2, fue el hacer la repartija de los niños secuestrados, dándolos en adopción a familias de militares o de civiles relacionados con las Fuerzas Armadas. De todos modos, en el informe Nunca Más también hay testimonios de secuestrados que afirman haber escuchado los gritos de sus propios hijos mientras eran torturados, lo cual era una estrategia de tortura psicológica hacia los padres, con el objetivo de desmoronarlos moralmente.


Fue una práctica habitual, cuando los objetivos recibían la primera sesión de tortura en su domicilio al momento de ser secuestrados, el realizarlas independientemente de que pudiera haber niños presentes, los cuales eran testigos de todo el proceso.


En el caso de las mujeres embarazadas, el régimen de exclusión se volvía algo menos severo, pero la mujer no recibía prácticamente ninguna atención médica, incluso en el momento del parto, el cual podía realizarse en el suelo de su celda, el piso de una cocina, etc. Las mujeres daban a luz normalmente en soledad, o auxiliadas por otro secuestrado, y hay testimonios que certifican que, inmediatamente después del parto, las mismas madres debían limpiar los restos de sangre, placenta, etc., que habían quedado desperdigados. El médico obstetra que las atendía era el Capitán de Navío Jorge Luis Magnacco.



Detenidos - desaparecidos



Un informe de la inteligencia chilena estimaba el número de desaparecidos en 22.000 personas en 1978, según un informe de los EEUU.[99]​ Hasta 2003 la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación Argentina tenía registrados 13.000 casos.[100]​ Según la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), creada al final de la dictadura por el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, el número de desaparecidos —de acuerdo a la cantidad de denuncias judiciales presentadas por víctimas y familiares— es de 8.961 personas.[101]​ Las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas de Plaza de Mayo, el Servicio Paz y Justicia y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, hablan de 30.000 desaparecidos.


Entre los desaparecidos se encuentran:



Héctor Germán Oesterheld

Nació en Buenos Aires en 1922. A fines de la década del 40 comienza escribiendo cuentos infantiles, publicados por la Editorial Abril. Luego colabora en la mítica revista Más Allá, y en 1950 publica su primer historieta, «Alan y crazy». Hacia 1955 publica «Sargento Kirk» y «Bull Rokett». En 1957, con dibujos de Solano López, publica la primera parte de «El Eternauta», que se convertiría en la más famosa historieta argentina. Hector G. Oesterheld, como otros miles de argentinos, fue secuestrado y desaparecido en 1977 por la dictadura militar.



Rodolfo Walsh

Nació en la localidad de Lamarque, vecina de Choele Choel, en la provincia de Río Negro, Argentina, el 9 de enero de 1927, y desde el 25 de marzo de 1977 se encuentra desaparecido. Fue un periodista, escritor, dramaturgo y traductor argentino que militó en la Alianza Libertadora Nacionalista y, luego, en las organizaciones guerrilleras FAP y Montoneros. Como escritor trascendió por sus cuentos policiales ambientados en Argentina y por sus libros de investigación periodística sobre el fusilamiento ilegal de civiles en José León Suárez de junio de 1956 (Operación Masacre) y sobre los asesinatos de Rosendo García (¿Quién mató a Rosendo?) y Marcos Satanowsky (Caso Satanowsky).



La política económica





Archivo:Martinez.de.ogvReproducir contenido multimedia

El Ministro de Economía de la última dictadura militar argentina, José A. Martínez de Hoz, describe el plan económico implementado durante la primera etapa del proceso, en su discurso de despedida del gobierno en Cadena Nacional. 12/03/1981.




Evolución de la pobreza durante el Proceso de Reorganización Nacional.


Los militares dejaron el manejo de la economía en manos de Alfredo Martínez de Hoz,[66]​ quien se desempeñó como ministro de Economía hasta el 29 de marzo de 1981. Martínez de Hoz siguió los, en ese momento, nuevos lineamientos económicos de la Escuela de Chicago (genéricamente incluida en el concepto de neoliberalismo), que habían sido implementados por primera vez por la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, instalada en 1973. Con posterioridad esa orientación económica se volvería hegemónica en el mundo occidental, a partir de las reformas económicas del presidente Ronald Reagan en Estados Unidos ("reaganomics") y la primera ministro Margaret Thatcher, en Reino Unido. Lo acompañaron en el equipo económico, empresarios y abogados estrechamente relacionados con los grupos más conservadores, como Guillermo Walter Klein, Adolfo Diz (presidente del Banco Central), Juan Alemann, Cristian Zimmermann, Enrique Folcini, Jorge Zorreguieta y Francisco Soldati. Durante esta etapa serían fundamentales las ideas de Milton Friedman y Friedrich Hayek, máximos exponentes del monetarismo. Hayek previamente declararía al diario chileno el Mercurio del 12 de abril de 1981, en apoyo el régimen de Pinochet, que también seguiría sus directrices económicas.: “Mi preferencia personal se inclina a una dictadura liberal y no a un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente”. En esta entrevista en el diario El Mercurio, Hayek se definió como enemigo del Estado de Bienestar y la Justicia Social. En 1977, Hayek visitó Argentina y Chile. Hayek se reuniría con Jorge Rafael Videla y con el integrante de la Junta militar de Gobierno, y con el futuro dictador Leopoldo F. Galtieri[102]​Para Hayek lo fundamental es asegurar ante todo la libertad económica, a su juicio la única libertad. Hayek aboga por lo que Herman Heller calificaría en 1933 como liberalismo autoritario.[103]​las ideas de Friedman y Hayek serían tomadas por José Alfredo Martínez de Hoz condujo la economía durante toda la dictadura de Videla. Sus medidas económicas, basadas en la apertura de los mercados y la liberalización del tipo de cambio, apertura a las importaciones, baja de las retenciones agropecuarias, libre mercado, etc. La Junta militar dirigida por Jorge Rafael Videla también se inspira de las teorías económicas de Milton Friedman. Sin embargo, el aumento del desempleo y la caída del curso del Peso argentino incitan al general Roberto Eduardo Viola, el sucesor de Jorge Rafael Videla, a volver a un liberalismo económico más moderado.[104]
La inflación anual de tres dígitos fue una constante en esos quince años. Respecto a la distribución del ingreso se observó un marcado deterioro. Entre 1976 y 1990 las familias del decil más opulento en la distribución del ingreso acrecentaron su participación en la riqueza nacional en un 33%, mientras que los hogares de los tres deciles intermedios (clase media) perdieron un 9.5%, y los hogares de los tres deciles más bajos perdieron un 27.5%. En 1974, antes de la implementación del liberalismo económico, solo un 4.6% de las personas estaba situado por debajo de la línea de la pobreza, en octubre de 1982 esa proporción alcanzaba al 21% y aumentaría aún más luego del episodio hiperinflacionario de finales de la década.[105]​ La salida de empresas comenzó en 1978, con la emblemática salida de General Motors de Argentina, a la que le siguieron Olivetti y luego un conjunto de laboratorios farmacéuticos. A partir de la Reforma Financiera de 1977, el Estado dejó de financiarse con préstamos del Banco Central y comenzó a hacerlo con créditos internos y externos. La demanda estatal de crédito interno contribuyó a sostener elevada la tasa de interés, por encima de la internacional, lo cual estimuló el ingreso de capital especulativo. A principios de 1977 se implementó una reforma que ubicaría al sector financiero en una posición privilegiada, mediante su liberalización, el alza de las tasas de interés y una mayor vinculación con los mercados internacionales. La especulación financiera pasó a ser un factor fundamental.[106]


El plan económico fue presentado el 2 de abril de 1976, y tenía como objetivo explicitado detener la inflación y estimular la inversión extranjera. Se inició una reducción arancelaria que llegó a su máximo nivel en 1978, para incrementar la competitividad de la economía argentina y promover sus «ventajas naturales». Alos pocos días del inicio de la gestión de Martínez de Hoz, el Fondo Monetario Internacional aprobó con sorpresiva rapidez un crédito de 110 millones de dólares para el país. Martinez de Hoz provenía del ámbito privado donde había dirigido la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad; presidió la petrolera Petrosur y la financiera Rosafin,[107]​ y, habiendo trabado relación con los Rockefeller,[108]​fue titular de la acería Acindar durante los años inmediatamente precedentes al golpe de Estado.[109]


Martínez de Hoz tenía estrechos lazos con la cúpula militar, que emplearía Acindar como campo de pruebas para las prácticas represivas ejercidas luego durante el Proceso. Según declaraciones del propio Martínez de Hoz en 1975 habría visitado a Videla ―a la sazón jefe del Estado Mayor―, junto con otros miembros del Consejo Argentino Empresario, para solicitarle que contribuyera a preservar el orden en las circunstancias que impedían «la libertad de trabajo, la producción y la productividad». En el curso de sucesivas entrevistas con los líderes del Ejército se diseñó un sistema de espionaje y vigilancia, coordinado con las fuerzas de seguridad y la inteligencia militar, orientado a identificar a los principales activistas sindicales. Rodolfo Peregrino Fernández, entonces inspector de la Policía Federal Argentina, declararía ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos que Acindar «pagaba a todo el personal policial ―jefes, suboficiales y tropa― un plus extra en dinero (...) [para convertirla en] una especie de fortaleza militar con cercos de alambre de púas». El reemplazo de Martínez de Hoz al frente de Acindar sería el general Alcides López Aufranc, que continuaría con la labor represiva.[110]


El resultado fue un proceso de importaciones masivas y un efecto desastroso sobre la industria. Grandes empresas industriales cerraron sus plantas:
General Motors, Peugeot, Citroën y Chrysler, Siam,
Decca (Deutz-La Cantábrica), la planta de vehículos utilitarios de Fabricaciones Militares,
Aceros Ohler, Tamet, Cura, Olivetti, y otras miles de empresas industriales medianas y pequeñas. Para 1980 la producción industrial había reducido un 10% su aporte al PBI, y en algunas ramas como la hasta entonces extendida industria textil, la caída superó el 15% (Gerchunoff, 373).


Apoyado en una política laboral que produjo una profunda reforma de las leyes laborales, la prohibición de la huelga, la intervención militar de los sindicatos, y la política represiva del Terrorismo de Estado, Martínez de Hoz decretó el congelamiento de salarios y contuvo el descontento general, ante una caída del nivel de vida de la población sin precedentes. El salario real, sobre una base 100 en 1970, había subido a 124 en 1975. En 1976, en un solo año, cae bruscamente a 79, el nivel más bajo desde los años '30 (OIT 1988). Nunca más ha vuelto a recuperarse. Adicionalmente la pobreza, que desde los años '40 se ubicaba debajo del 10%, y que era del 5,8% en 1974, subió al 12,8% en 1980 y al 37,4% de pobreza en 1982 (INDEC, datos correspondientes al Gran Buenos Aires). El desempleo por su parte, se mantuvo relativamente estable, partiendo de un 3,8% en octubre de 1975 y dejando un 3,9% en octubre de 1983, con un pico del 6% en mayo de 1982 (durante la Guerra de Malvinas).[111]


Con el objetivo de controlar la demanda de divisas y mantener una política de atraso cambiario, Martínez de Hoz implementó, a fines de 1978, un sistema de devaluación programada, apodado «la tablita». Junto con la Ley 21.526, de entidades financieras, promulgada en junio del año anterior, la tablita promovería la especulación financiera desmedida. La medida se tomó para intentar compensar las pérdidas ocasionadas a los ahorristas por la diferencia entre la tasa de interés pagada a los depósitos a plazo fijo y la inflación; para proteger a las entidades financieras, el Estado se hizo responsable del pago de los depósitos. El coste de estas medidas, que ocasionaron el cierre de más de 25 entidades crediticias, cuyos pasivos debió asumir el Estado, fue enorme; también lo fue para los consumidores, que debieron hacer frente a un mercado de crédito liberalizado, cuyas tasas aumentaron parejamente a las pagadas por los depósitos. Los créditos hipotecarios alcanzaron una tasa de interés del 100% anual, que resultó impagables para numerosos deudores, y condujo a una gran parte de la población a perder la propiedad de sus viviendas.


El resultado combinado de las políticas económicas internas y la situación financiera internacional de abundantes capitales buscando plazas de inversión, impulsó un nivel de endeudamiento récord. La deuda externa, que fue producto, incluso, de la estatización de deuda externa privada,[112]​ se elevó de 7.875 millones de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares al finalizar 1983.[113]
El proceso de endeudamiento constituyó esencialmente una operación delictiva ejecutada por empresas nacionales y extranjeras, militares y agentes económicos, según se comprobó en el importante fallo de 196 fojas dictado el 13 de julio de 2000 en el caso «Alejandro Olmos c/ Martínez de Hoz y otros s/ Defraudación».[114]


El plan económico se caracterizó por altas tasas de inflación durante toda la dictadura. Así mismo se incrementó la brecha en la distribución del ingreso, el coeficiente de gini paso de 0.365 en 1975 a 0.423 en 1982, observándose un marcado deterioro.[115]​El plan de Martínez de Hoz consistía en una reducción arancelaria que llegó a su máximo nivel en 1978, para darle competitividad a la economía y promover sus «ventajas naturales». Grandes empresas industriales cerraron sus plantas: General Motors, Peugeot, Citroën, Chrysler, Siam, Decca (Deutz-La Cantábrica), la planta de vehículos utilitarios de Fabricaciones Militares, Aceros Ohler, Tamet, Cura, Olivetti, y miles de medianas y pequeñas empresas industriales. Para 1980 la producción industrial había reducido un 10% su aporte al PBI, y en algunas ramas como la textil, la caída superó el 15%.[116]


En 1978, el plan de neoliberal del Ministro Martínez de Hoz dio indicios de agotamiento: la inflación anual llegó al 160 por ciento, y el PBI descendió durante ese año cerca de un 3,2%. En 1979 la tasa de inflación llegó 139,7, con una economía estancada. Además, se generó una fugaba del 25% de los depósitos de los depósitos bancarios, los cuatro bancos más importantes del sistema fueron liquidados. Durante su gestión la deuda externa la deuda creció de 7.000 millones de dólares a más de 40.000 millones de dólares, es decir, que en siete años se multiplicó casi seis veces.[117]
Durante 1980 las exportaciones cayeron un 20% respecto del año anterior, las importaciones subieron un 30%. En ese contexto se produjo el “crack bancario” de 1980, que puso fin a la etapa de la denominada “plata dulce”. La quiebra del Banco de Intercambio Regional junto con el cierre de otras 37 entidades financieras, que a su vez repercutió en sectores industriales, originando una fuerte corrida bancaria y fuga de divisas.[118]​La deuda de diferentes empresas como Alpargatas S.A., Grupo Macri, Banco de Galicia, FATE -ASTRA, Bunge y Born S.A., Grafa S.A., Molinos Río de la Plata, Loma Negra S.A, Ingenio Ledesma, Pérez Companc S.A.,, ACINDAR S.A., Bridas - Papel Prensa., fue transferida al Estado.[119][117]


La política económica que hizo que los salarios cayeran en un 40% con respecto al período anterior. Los militares alentaron la desindustrialización y la apertura indiscriminada de la economía. Se profundizó la concentración de la industria y de la tierra fortaleciéndose una élite económica que sería denominada "patria financiera" y "patria contratista" unos pocos grupos empresarios se vieron beneficiados entre ellos Acindar, cuyo presidente Martínez de Hoz fue Ministro de Economía de la dictadura; Benito Roggio, beneficiado con la construcción de algunos estadios mundialistas y otras obras faraónicas del Estado, el Grupo Macri, que en 1975 poseía siete empresas y al concluir la dictadura llegaban a cuarenta y seis; siendo las más relevantes son Sevel Argentina (automotriz), Sideco Americana (construcciones), Socma Corp (financiera), Manliba (recolección de residuos), Itron (electrónica), Solvencia de Seguros (aseguradora), Prourban (inmobiliaria), Iecsa (instalaciones mecánicas), Perfomar (perforación petrolera).[120]​.[120]​En tanto el holding Socma, fue beneficiario de importantes licitaciones durante la dictadura, como la represa Yaciretá, la construcción del puente Misiones-Encarnación, la central termoeléctrica de Río Tercero y de Luján de Cuyo, la recolección de residuos de la Ciudad de Buenos Aires, mediante la creación de Manliba, entre otras. Durante esa época compra Fiat, esta venta terminó siendo un acuerdo para llevar adelante el cierre de plantas y despidos.[121]
Otros grupos como Arcor y Pescarmona también hicieron siderales ganancias. La deuda externa se multiplicó y en 1981 se estatizó la deuda externa privada –a iniciativa de Domingo Cavallo. [122]




















































































































AÑOS[123]
PÚBLICA
PRIVADA
TOTAL
BASE 1975=100%
1975
4.941
3.144
7.875
100%
1976
6.648
3.091
9.736
120%
1977
8.127
3.695
11.822
146%
1978
9.453
4.210
13.663
169%
1979
9.960
9.074
19.034
235%
1980
14.459
12.703
27.162
336%
1981
20.024
15.647
35.671
441%
1982
28.626
15.018
43.634
540%
1983
31.709
13.360
45.087
557%
1984
35.527
10.644
46.171
571%
1985
40.868
8.458
49.326
610%
1986
44.726
6.696
51.422
636%
1987
51.793
6.531
58.324
721%
1988
53.298
5.038
58.336
722%
1989
57.926
4.917
62.843
777%


Con posterioridad a la renuncia de Martínez de Hoz se sucedieron como ministros de Economía:




  • Lorenzo Sigaut (marzo a diciembre de 1981)


  • Roberto Alemann (diciembre de 1981 a junio de 1982)


  • José María Dagnino Pastore (julio a agosto de 1982)


  • Jorge Wehbe (agosto de 1982 a diciembre de 1983)



Corrupción


El Proceso se vería salpicado por diversos hechos de corrupción, entre ellos los que pesaron sobre el Ente Autárquico Mundial '78 creada en 1976 por decreto de Jorge Rafael Videla el fin de organizar la Copa Mundial de Fútbol de 1978. La organización del campeonato un costo diez veces mayor previsto al inicio. El primer presidente del comité fue fusilado, según se sospecha, por su sucesor.[124]​La gestión del mundial 78 estuvo rodeada de secreto, en parte gracias al decreto 1261/77, que permitía que el EAM '78 pudiera atenerse a la reserva en su gestión. De los 517 millones de dólares estadounidenses de la época que el Mundial costó —más del cuádruple del costo declarado por España para la organización de la edición de 1982— se ignora la administración, pues nunca se dispuso de un balance contable del mismo. La organización del campeonato un costo diez veces mayor previsto al inicio. Las internas de los militares incidieron en esto.[124][125]​El 21 de junio de 1978 estalló una bomba en la casa del secretario de Hacienda de Juan Alemann, que días atrás había cargado duramente contra Carlos Alberto Lacoste y los despilfarros en la organización mundialista. El Mundial le salió a la Argentina unos 517 millones de dólares, 400 más que los pagados por España en la siguiente edición de 1982 y fue considerado como un "monumento a la corrupción".[126]​Se denuncio que eran frecuentes la falta de transparencia en el manejo de fondos.[127]​El organizador designado por Videla para organizar dicho mundial sería, ya en democracia procesado por administración fraudulenta como funcionario público.[128][129]​La Cámara Federal de Buenos Aires consideró que Carlos Alberto Lacoste nunca suministró explicaciones suficientes y satisfactorias sobre cómo su patrimonio económico haya podido incrementar en un total de 443% entre los años 1977 y 1979, tal como denunció la fiscalía nacional en 1984. Fue además procesado por administración fraudulenta como funcionario público.[130][131]​También se llevarían denuncias sobre negociados espurios, como la construcción de las autopistas en Buenos Aires y el vaciamiento de entidades financieras y apropiación ilegal de empresas, como la firma 
Mackentor en Córdoba.[132]​En medio, negociados espurios, como la construcción de las autopistas en Buenos Aires, la organización del Mundial de Fútbol de 1978 y el vaciamiento de entidades financieras y apropiación ilegal de empresas, como la firma 
Mackentor en Córdoba[133]


Posteriormente documentos de la Audiencia Nacional de España hallados en 2015 describieron la existencia de una red que manejaba los fondos robados a víctimas del terrorismo de Estado.[134]​ Videla montó varias empresas en ese país y registró cuentas en distintos bancos de Europa, donde guardó grandes cantidades de dinero que fueron robados a desaparecidos, que al igual que en otros tantos casos, habrían sido blanqueado a través de empresas y cuentas bancarias en el exterior.[135]​Asi mismo diferentes grupos empresariales ligados a la dictadura fueron beneficiados con contratos estatales opacos entre ellos Techint, Siderar, Socma, Papel Prensa, Loma Negra, Ledesma, Molinos, Bunge & Born, Editorial Atlántida, La Nueva Provincia, Techint, Dalminé- Siderca, La Veloz del Norte, entre otras.[136]



Política cultural y educativa



El Proceso tuvo una política cultural y educativa en sintonía con su política represiva del Terrorismo de Estado.
Esta política incluyó una estricta censura previa. El gobierno militar creó un grupo especial encargado de controlar y censurar todo tipo de producción científica, cultural, política o artística.



El Proceso quema los libros


El Proceso llevó a cabo una sistemática labor de censura, en la cual se quemaron cientos de miles de libros. Así pues, de editoriales como el Centro Editor de América Latina se quemaron 1.500.000 de ejemplares, y de Eudeba unos 90.000.[137]



El 29 de abril de 1976, los ocupantes del Regimiento de Infantería Aerotransportada de La Calera (en Córdoba) hicieron arder una montaña de libros. El comunicado oficial decía: «Se incinera esta documentación perniciosa que afecta al intelecto y a nuestra manera de ser cristiana, a fin de que no pueda seguir engañando a la juventud sobre nuestro más tradicional acervo espiritual: “Dios, Patria y Hogar”». Arden, entre muchas obras, las novelas de Gabriel García Márquez, los poemas de Pablo Neruda, las investigaciones de Osvaldo Bayer. Desde el Ministerio de Educación y Cultura se pergeña la Operación Claridad: plan de caza de opositores en toda el área cultural. Además de las desapariciones de artistas, intelectuales, docentes y alumnos, el plan produce despidos masivos e inhabilitaciones para enseñar.



En la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe), los militares usurparon la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil. La Vigil era una institución que a principios de los años setenta tenía una biblioteca de 55.000 volúmenes en circulación y 15.000 en depósitos. El 25 de febrero de 1977 fue intervenida mediante el decreto n.º 942. Ocho miembros de su Comisión Directiva fueron detenidos ilegalmente, y el control de préstamos de libros fue utilizado para investigar a los socios. Miles de libros de la entidad fueron quemados, por ejemplo seiscientas colecciones de la obra completa del poeta Juan L. Ortiz. El periodista y escritor Mempo Giardinelli sufrió las consecuencias de la pasión ígnea de los militares: su primer novela fue quemada junto a una de Eduardo Mignogna. [Enrique] Medina es, quizás, uno de los autores más sistemáticamente perseguidos por la censura, durante la dictadura e incluso antes, según Invernizzi y Gociol. Manuel Pampín, de Corregidor, editó parte de la obra del autor de Las tumbas, como Sólo ángeles, cuya sexta edición fue prohibida aunque no la séptima, una copia de la anterior.



La quema de libros más grande que concretó la dictadura fue con materiales del Centro Editor de América Latina, el sello que fundó Boris Spivacow, quien además tuvo un juicio «por publicación y venta de material subversivo». Él fue sobreseído, pero el millón y medio de libros y fascículos ardieron en un baldío de Sarandí.



Marcelo Massarino, revista Sudestada, 46, 18 de marzo de 2006


Si bien el grueso del accionar censurador del Proceso se concentró en el material bibliográfico que pudiera ser sospechoso de contener ideología izquierdista o peronista, durante la dictadura se dictaron varios decretos prohibiendo la venta y distribución y ordenando secuestrar todos los ejemplares disponibles de diversos libros de orientación nazi o de ultraderecha, entre ellos:




  • Beveraggi Allende, Walter: Del yugo sionista a la Argentina posible: esquema económico de la dependencia y la liberación argentina. Confederación Nacionalista Argentina.
    • Prohibido por decreto 3209/76 (publicado en el Boletín Oficial de la República Argentina del 16 de diciembre de 1976, Colección de Anales de Legislación Argentina XXXVII-A-182).



  • El Shulján Aruj: código de leyes judías (edición crítica de un libro de 1549).
    • Prohibido por decreto 2579/77 (publicado en el Boletín Oficial de la República Argentina del 6 de septiembre de 1977, Colección de Anales de Legislación Argentina XXXVII-D-3821.


  • Ediciones Mi lucha (Biblioteca de Esclarecimiento Popular n.º 2).
    • Prohibido por decreto 2579/77 (publicado en el Boletín Oficial de la República Argentina del 6 de septiembre de 1977, Colección de Anales de Legislación Argentina XXXVII-D-3821.


  • Hermann y Ritach: La economía nacional socialista. Editorial Occidente.
    • Prohibido por decreto 3006/76 (publicado en el Boletín Oficial de la República Argentina del 30 de noviembre de 1976, Colección de Anales de Legislación Argentina XXXVI-D-2959.


  • Revista Cabildo

    • Levantamiento de su prohibición. Por decreto 944/76 de junio de 1976 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVI—1215) se dejaron sin efecto los decretos 394/75 y 1159/75 firmados por María Estela Martínez de Perón que prohibían la publicación de la revista.

    • La edición del 13 de junio de 1977 fue prohibida y secuestrada por decreto 1711/77 (publicado en el Boletín Oficial de la República Argentina del 16 de junio de 1977, Colección de Anales de Legislación Argentina XXXVII-C-2612. En el artículo 3.º se aclaraba que el secuestro de la edición «...no impedirá la realización de las tareas administrativas inherentes a la revista Cabildo...», la que se siguió publicando de manera intermitente.



  • Tribuna Popular, edición del 23 de junio de 1976.
    • Prohibido y secuestrado por decreto 999/76 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVI—2138).


  • La yesca, ejemplar n° 3.
    • Prohibido y secuestrado por decreto 1306/76 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVI—2173).


  • Revista Cambio 16 editada en España, n° 250 y 251
    • Prohibido su ingreso al país y ordenado su secuestro por decreto 3022/76 del 12-9-1976 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVI—2933).


  • Los Principios, diario de Córdoba.
    • Clausurado por 6 días desde el 12-9-76 al 18-6-1976 por decreto 2310/76 del 1-10-1976 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVI—2933).


  • Semanario Correo de la Semana.
    • Prohibidos y secuestrados el ejemplar n° 2117 del 7-11-1977 por decreto 3392/77 y el ejemplar n° 2118 del 14-11-1977 por decreto 3438/77 (publicados en Anales de Legislación Argentina XXXVI—3878).


  • Boletín político Convicción.
    • Prohibido y secuestrado el ejemplar del 21-9-1977 y clausurada la Editorial Convicción por tres meses por decreto 2877/77 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVI—3843).



  • La Opinión

    • Ejemplar n° 31 de la revista, prohibido y secuestrado por decreto 259/77 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVII—2173).

    • Ejemplar del 9-1-1977, prohibido y secuestrado por decreto 210/77 (publicado en Anales de Legislación Argentina XXXVI-C—4124).




A pesar de estos actos de censura puntuales, en realidad el Proceso permitió una amplia difusión de la literatura nazi y antisemita durante la dictadura.[138]



El concepto de subversión


Durante el Proceso, la conducción militar definió en un sentido sumamente amplio el concepto de "subversión". Para la Junta Militar y sus principales personeros, todo aquel que no estuviera alineado con los criterios y objetivos de los golpistas, estaba "infiltrado" por el "germen" subversivo. Los principales jefes de las Fuerzas Armadas compartían esta posición y lo explicitaron en sucesivas declaraciones públicas, que potencialmente ubicaban dentro del espectro "subversivo" a gran parte de la población:



Para obtener sus objetivos [los subversivos] han usado y tratan de usar todos los medios imaginables: la prensa, las canciones de protesta, las historietas, el cine, el folclore, la literatura, la cátedra universitaria, la religión...


Almirante Armando Lambruschini



El teatro, el cine y la música se constituyeron en un arma temible del agresor subversivo. Las canciones de protesta, por ejemplo, jugaban un papel relevante en la formación del clima de subversión que se gestaba: ellas denunciaban situaciones de injusticia social, algunas reales, otras inventadas o deformadas.


Teniente General Roberto Viola



En nuestros días, se ha consumado lo peor que podía ocurrir y de las más funestas consecuencias: la infiltración de las ideologías marxistas en el sentido nacional y, más aún, en el nacionalismo argentino y en la Iglesia católica apostólica romana.


General Manuel Bayón, director de la Escuela Superior de Guerra, 1977



Hasta el presente, en nuestra guerra contra la subversión no hemos tocado más que la parte alta del iceberg [...] Ahora es necesario destruir las fuentes que forman y adoctrinan a los delincuentes subversivos, y esta fuente se sitúa en las universidades y en las escuelas secundarias. La influencia más peligrosa es la ejercida por los universitarios formados en el extranjero, y más precisamente en la Sorbona, Dauphine y Grenoble, que de inmediato transmiten el veneno con el cual intoxican a la juventud argentina.


General Acdel Edgardo Vilas, comandante de la V Región Militar, 1976



A partir de una simple composición sobre las estaciones del año, un maestro subversivo o un idiota útil comentará a sus alumnos la posibilidad de combatir el frío según los ingresos de cada familia (…) Para los educadores: inculcar el respeto por las normas establecidas; inculcar una fe profunda en la grandeza del destino del país; consagrarse por entero a la causa de la Patria, actuando espontáneamente en coordinación con las Fuerzas Armadas, aceptando sus sugerencias y cooperando con ellas para desenmascarar y señalar a las personas culpables de subversión, o que desarrollan su propaganda bajo el disfraz de profesor o de alumno (…) Para los alumnos: comprender que deben estudiar y obedecer, para madurar moral e intelectualmente; creer y tener absoluta confianzas en las Fuerzas Armadas, triunfadoras invencibles de todos los enemigos pasados y presentes de la Patria.



Luciano Benjamín Menéndez, general de división, comandante de la III Región Militar



Actos de censura y espionaje


El gobierno de la Junta Militar dispuso una serie de procedimientos para «neutralizar el germen subversivo». Estas fueron algunas de las acciones emprendidas:


En 1977, se distribuyó en las escuelas un material gráfico dirigido a los padres con hijos en edad escolar, titulado Cómo reconocer la infiltración marxista en las escuelas:[139]



Léxico marxista para uso de los alumnos: [...] Lo primero que se puede detectar es la utilización de un determinado vocabulario que, aunque no parezca muy trascendente, tiene mucha importancia para realizar este «trasbordo ideológico» que nos preocupa. Así, aparecerán frecuentemente los vocablos diálogo, burguesía, proletariado, América latina, explotación, cambio de estructuras, capitalismo.




Historia, Formación Cívica, Economía, Geografía y Catequesis en los colegios religiosos, suelen ser las materias elegidas para el adoctrinamiento subversivo. Algo similar ocurre con Castellano y Literatura, disciplinas de las que han sido erradicados los autores clásicos, para poner en su lugar a «novelistas latinoamericanos» o «literatura comprometida» en general.




Otro sistema sutil de adoctrinamiento es hacer que los alumnos comenten en clase recortes políticos, sociales o religiosos aparecidos en diarios y revistas, que nada tienen que ver con la escuela. Es fácil deducir cómo pueden ser manejadas las conclusiones.




Asimismo, el trabajo grupal que ha sustituido a la responsabilidad personal puede ser fácilmente utilizado para despersonalizar al chico, acostumbrarlo a la pereza y facilitar así su adoctrinamiento por alumnos previamente seleccionados y entrenados para «pasar» ideas.



En el mismo año, el decreto 3155 prohibió la distribución, venta y circulación de los relatos infantiles Un elefante ocupa mucho espacio (de Elsa Bornemann), y El nacimiento, los niños y el amor (de Agnes Rosenstichl) —ambos de Ediciones Librerías Fausto—, por tratarse de «cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento, que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo».[140]
El decreto 538, de mayo de 1978, estableció para profesores y maestros la lectura y comentario obligatorio del folleto Conozcamos a nuestros enemigos, cuyo contenido resumió el diario La Prensa en ese mismo mes:



El texto tiende a facilitar a los docentes la comprensión del proceso subversivo en el país, especialmente en el medio educativo, y brinda elementos de juicio sobre la forma de obrar del marxismo. Expone también la estrategia particular de la subversión en el ámbito educativo, sus modos de acción en todos los niveles educativos y en la actividad gremial del ámbito educativo [sic]. En las conclusiones del trabajo, cuya lectura y aceptación por parte del personal docente y administrativo es obligatoria, se expresa que 'es en la educación donde hay que actuar con claridad y energía para arrancar la raíz de la subversión, demostrando a los estudiantes las falsedades de las doctrinas y concepciones que durante tantos años les fueron inculcando en mayor o menor grado.



En octubre de 1978, una resolución del Ministerio del Interior prohibió dos obras del pedagogo brasileño Paulo Freire:
La educación como práctica de la libertad (editorial Siglo XXI) y
Las iglesias, la educación y el proceso de liberación humana en la historia (editorial La Aurora),
ya que, según las autoridades, «sirven como medio para la penetración ideológica marxista en los ámbitos educativos. Por otra parte, su metodología para interpretar la realidad, el hombre y la historia es manifiestamente tendenciosa. Las fuentes de pensamiento del autor, como los modelos y ejemplos que expone, son de clara inspiración marxista y toda su doctrina pedagógica atenta contra los valores fundamentales de nuestra sociedad occidental y cristiana».


También en octubre de 1978 se prohibió la distribución de la novela La tía Julia y el escribidor, del escritor peruano Mario Vargas Llosa, argumentando que «revela distorsiones e intencionalidad, así como reiteradas ofensas a la familia, la religión, las instituciones armadas y los principios morales y éticos que sustentan la estructura espiritual e institucional de las sociedades hispanoamericanas y, dentro de éstas, a nuestra Nación, contribuyendo a mantener y expandir las causas que determinaron la implantación del estado de sitio».


Días antes de celebrarse en Buenos Aires la Semana del Cine Español (del 23 al 31 de julio de 1979) el interventor del Instituto Nacional de Cinematografía, capitán Bitleston, señaló la «inconveniencia» de presentar varios de los filmes seleccionados por la Dirección General de Cinematografía de España para ser exhibidos en Buenos Aires. Los directores y productores españoles, enterados de la censura previa, se negaron a enviar sus películas, lo que motivó la postergación sine die del evento.


En julio de 1980, por decreto 2038, se prohibió la utilización en el ámbito escolar de la obra Universitas, Gran Enciclopedia del Saber, de editorial Salvat, editada en Barcelona, por «incurrir en falseamiento de la verdad histórica [...] analizando uno de los períodos más importantes de la historia moderna, como es el proceso de industrialización, bajo la metodología inspirada en el materialismo dialéctico».
En el mismo decreto se prohibía el Diccionario Salvat: «Las dos obras revelan un proceso editorial sistemático, en el cual la enciclopedia y el diccionario cumplen la función expresa de ofrecer al estudiante [...] un léxico definitivamente marxista, mediante la utilización de palabras y acepciones que, lejos de corresponder fielmente a los significados propios de la lengua, tienden a sustituir estos por otros que responden y son típicos de esa ideología».


En septiembre de 1980, un comunicado ministerial prohibió el uso en las escuelas de los textos de Antoine de Saint-Exupéry, autor, entre otros, de El Principito.


Editores, periodistas, escritores, poetas, cantantes, fueron prohibidos:




  • Aída Bortnik (escritora)


  • Jorge Romero Brest (artista plástico)


  • Roberto Cossa (dramaturgo y director de teatro)


  • Crist (caricaturista)


  • Julia Elena Dávalos (cantante folclórica)


  • Griselda Gambaro (escritora)


  • Horacio Guaraní (cantautor folclórico)


  • Nacha Guevara (cantante)


  • César Isella (cantautor)


  • Litto Nebbia (cantautor)


  • Pacho O’Donell (escritor)


  • Gian Franco Pagliaro (cantante)


  • Piero (cantautor)[141]


  • Ariel Ramírez (pianista y compositor folclórico)


  • Sergio Renán (cineasta)


  • Mercedes Sosa (cantante folclórica)


  • María Elena Walsh (cantautora y escritora)


  • León Gieco (cantautor)


  • Los Trovadores (grupo vocal)


  • Los Indianos (grupo vocal)


  • Los Huanca Hua (grupo vocal)


Otros fueron asesinados.


Entre algunos casos paradigmáticos se prohibió la enseñanza de la matemática moderna, o los temas musicales en los que Carlos Gardel era acompañado solo por guitarras. Grupos de censores marcaban con una cruz los temas musicales que no podían ser transmitidos por las emisoras radiales.


Las universidades fueron intervenidas, y se enviaron cientos de espías con el fin de detectar opositores y detenerlos. Asimismo, los programas de enseñanza fueron «depurados» de todo contenido considerado contrario a la cultura «occidental y cristiana».



Conflictos internacionales



El conflicto del Beagle



En 1971 los presidentes Salvador Allende de Chile y Alejandro Agustín Lanusse de la Argentina habían acordado someter el diferendo por las islas al sur del Canal Beagle formalmente al Reino Unido, pero en su contenido a un tribunal arbitral compuesto por jueces elegidos consensuadamente por ambos gobiernos, todo esto en el marco del derecho internacional y los tratados vigentes.


El 22 de mayo de 1977 se da a conocer en Londres el laudo arbitral de 1977 que otorga a Chile las islas Picton, Nueva y Lennox junto a las islas adyacentes. Argentina obtiene la mitad norte del canal y las islas correspondientes.


La junta militar argentina declaró la sentencia «insanablemente nula» e inició la planificación de una guerra de agresión contra Chile para revertir el laudo arbitral. Los comandantes de las fuerzas armadas argentinas pusieron en marcha la Operación Soberanía la noche del 21 al 22 de diciembre de 1978, que fue abortada horas después cuando la junta aceptó la mediación papal en el conflicto.


Ninguno de los dictadores argentinos dio solución al conflicto desatado con el desconocimiento del laudo arbitral, recién en 1984 el Presidente Raúl Alfonsín, elegido democráticamente en 1983, reconoció lo resuelto por la mediación del Papa Juan Pablo II, poniendo fin así al conflicto con Chile.



La Guerra de las Malvinas





Artículo de tapa de la revista Gente de 1982: «¿Qué pasó con el chocolate que le envié a un soldado?» (aludiendo al sistemático robo de las donaciones que perpetró la dictadura durante la guerra).


Durante el Proceso, el 2 de abril de 1982, el gobierno militar, a cargo del presidente Leopoldo Fortunato Galtieri, ocupó militarmente las Islas Malvinas, cuya soberanía ha sido ocasión de diferendos con el Reino Unido desde el siglo XIX; dando así comienzo a la Guerra de las Malvinas. El inicial éxito de la operación provocó un apasionado fervor nacionalista e hizo que decenas de miles de argentinos se manifestaran en apoyo a la Junta en la Plaza de Mayo, cambiando así por un tiempo la tendencia a la creciente impopularidad del régimen.[142][143]


La guerra finalizó el 14 de junio de 1982 con la rendición de Argentina. Su saldo final fue la reocupación de las Malvinas por el Reino Unido y la muerte de 649 soldados argentinos, 255 británicos y 3 isleños. En Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar que gobernaba el país y la asunción del general Reynaldo Bignone, quien inició un proceso de restauración del sistema democrático. posteriormente se iniciarían investigaciones por crímenes de guerra cometidos por generales argentinos contra os propios conscriptos, en 2009, ex combatientes de las Malvinas contaron las vejaciones a las que fueron sometidos como parte de castigo de campo por parte de 70 oficiales y suboficiales durante el conflicto bélico. El veterano José M. Araníbar, que apoyó la investigación sobre vejámenes, torturas, servidumbre, heridas graves, abandono de persona e incluso dos muertes; la de un soldado que al parecer fue fusilado por un cabo y otro que murió de hambre al ser abandonado".[144][145]


Actualmente la Argentina reclama la soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur con base en lo estipulado en diferentes laudos y mapas coloniales españoles, así como en lo enunciado en la constitución nacional.[146]



Resistencia a la dictadura




Tradicional pintada de las Madres de la Plaza de Mayo.



Las madres y abuelas de los desaparecidos



Las Madres de la Plaza de Mayo son madres de los desaparecidos que comenzaron a organizarse durante la dictadura con el objetivo de descubrir el destino de sus hijos.


En 1977, el grupo inicial fue infiltrado por el integrante de la Armada Argentina y represor Alfredo Astiz, resultando secuestrados, torturados y muertos una cantidad importante de miembros del grupo, incluidas algunas fundadoras.


Las madres y abuelas de los desaparecidos han llevado a cabo una militancia desde los mismos comienzos de la dictadura hasta la actualidad.



Los periodistas


Una orden de la Secretaría de Información Pública prohibió la publicación de información relacionada con desapariciones, descubrimientos de cadáveres, enfrentamientos armados y cualquier otro hecho de este tipo. Testimonió Cox que todos los funcionarios de diferentes escalas del gobierno que entrevistó en esa época, le sugirieron que no efectuara publicaciones de ese tipo, aunque nunca nadie le exhibió un decreto firmado que lo dispusiera, ya que incluso en el caso de la orden de la Secretaría de Información Pública, sólo se le entregó, a su pedido, el contenido de la disposición por escrito, pero en papel sin membrete y sin firma.[147]


Los canales de televisión y las estaciones de radio, en su mayoría estatales, estuvieron íntegramente al servicio del régimen. En la prensa escrita, con la excepción del Buenos Aires Herald la revista dirigida a la comunidad judía (Nueva Presencia) o a la irlandesa (The Southern Cross) y Humor sobre el final del período dictatorial, el apoyo a la junta y el ataque a las organizaciones de derechos humanos fue lo habitual.[148]​Varios empresarios de medios apoyaron al Proceso, entre ellos Jorge Fontevechia quién lanzo varias editoriales apoyando el Proceso de Reorganización Nacional y tildando de campaña antiargentina a quienes criticaban las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en el país.[149]​Fontevecchia publicó un editorial donde se decía en forma de "Carta abierta a un periodista europeo": "Y, por favor, no nos venga a hablar de campos de concentración, de matanzas clandestinas o de terror nocturno. Todavía nos damos el gusto de salir de noche y volver a casa a la madrugada...[150]​Vicente Massot quién sería el primer periodista en la historia argentina en ser imputado como responsable de delitos de lesa humanidad.[151]​siendo señalado coautor del homicidio, cometido en 1976, de los obreros gráficos y sindicalistas de base Heinrich y Loyola tras un conflicto sindical registrado el año anterior en La Nueva Provincia, principal diario de la localidad del sur bonaerense y de haber "aportes esenciales" para "el ocultamiento deliberado de la verdad" en los secuestros, torturas y homicidios de 35 personas a través de tareas de acción psicológica desde las páginas del diario, al servicio de los represores de la dictadura.[152]​Las revistas Somos, Gente y Para Ti, pertenecientes al grupo editorial Atlántida, son de las que más apoyaron y difundieron la campaña pro dictadura, inclusive antes del golpe. En tanto los diarios Clarín y La Nación siguieron su tradición de apoyo a los golpes militares, y apoyaron abiertamente la dictadura desde sus inicios. En el primer editorial de Clarín al otro día del golpe se afirmó que “se abre una etapa con renacidas esperanzas” y que “la acción de las Fuerzas Armadas se ha caracterizado por una ponderada decisión de la que ha estado ausente la prepotencia revanchista o la innecesaria utilización de la fuerza”.En agosto Clarín se refirió a la relación existente entre la prensa y los jefes de la dictadura militar. Se animó a afirmar que “la prensa nacional no tiene dificultades con un gobierno que persigue idénticos fines”.[153]​En abril de 1977, Videla anunció en conferencia de prensa que los familiares del empresario David Graiver (muerto sospechosamente el año anterior), quienes además eran los accionistas de Papel Prensa, habían sido detenidos y que la Junta Militar había decidido “la prohibición de administrar y disponer de sus bienes”. Ese mismo día, Clarín, La Razón y La Nación, se quedaron con Papel Prensa. Poco después Papaleo fue llevada detenida a un centro clandestino de detención, donde recordó posteriormente.: "Cuanto más sangraba yo, él me eyaculaba encima. De tanto picanearme, me dislocaron los hombros. Me ponían sobre un elástico, atada, y para escapar de la picana, me movía hacia un costado y el otro. Después ellos me tiraban en un calabozo, muy chiquito, muy frío". A partir de marzo de 1977, los familiares y miembros del grupo Graiver fueron detenidos en forma ilegal. El 8 de marzo, Juan Graiver de Papaleo; el 14, Lidia Papaleo, Silvia Fanjul y Lidia Gesualdi; el 12, Dante Marra, Julio Daich y Enrique Brodsky; el 15, Jorge Rubinstein; el 17, Isidoro Graiver; el 22, Martín Aberg Cobo; el 1 de abril de 1977, Edgardo Sajón; el 12, Rafael Ianover; el 15, Jacobo Timerman y Osvaldo Papaleo; el 19, Orlando Reinoso; el 22, Eva Gitnacht; fueron los más importantes. Todos ellos fueron llevados al centro clandestino de detención conocido como el pozo de Banfield. Algunos de ellos continúan aún como desaparecidos, otros fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, y otros murieron debido a las torturas aplicadas.


Además de la labor de exaltación del régimen llevada a cabo por los principales medios gráficos de la época (las revistas Somos, Para ti y Gente, los periódicos La Prensa, Clarín, La Nación, La Tarde[154]​ y La Razón)[148]​ la afinidad con el gobierno también sirvió a algunos grupos editoriales para hacerse con el control de empresas rivales, las cuales tenían sus propietarios detenidos, como fue el caso de la empresa Papel Prensa, que acabó siendo propiedad de Clarín, La Nación y La Razón.[148]


  • El periodismo clandestino de Rodolfo Walsh. El periodista, escritor y militante de la agrupación Montoneros Rodolfo Walsh, que acabó siendo secuestrado y muerto por un grupo de tareas de la ESMA al cumplirse un año del golpe,[155]​ acometió un proyecto de periodismo clandestino llamado Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA)[155]​ repartiendo distintas notas informativas en forma individual, como por ejemplo su Carta de un escritor a la Junta Militar de 1977.[156]​ Las comunicaciones de ANCLA se iniciaron inmediatamente después del golpe.[155]

  • La revista judía Nueva Presencia, fundada en 1977 y dirigida por Herman Schiller, fue uno de los pocos ejemplos que hubo de denuncias del Proceso publicadas en medios de comunicación argentinos durante la dictadura.[148]Nueva Presencia era una publicación sostenida por pequeños anuncios publicitarios, en la cual firmaron artículos personalidades como Emilio Mignone, Nora Cortiñas, Hebe de Bonafini, Julio Raffo e incluso ex detenidos-desaparecidos exiliados como Graciela Geuna. En 1981 sus oficinas sufrieron dos atentados con bomba.[157]

  • La Revista Humor fue, también, otro de los pocos ejemplos del periodismo argentino que tuvo una actitud crítica hacia el Proceso.[148]​ Dirigida por Andrés Cascioli, aprovechó el humor para hablar de temas que estaban proscritos por la política cultural del gobierno de facto.[158]

  • Los medios de comunicación extranjeros publicados en la Argentina. Además de los pocos medios de comunicación y periodistas que hicieron frente a la dictadura, también hubo casos de periódicos en lengua inglesa que publicaron críticas al gobierno, como es el caso del Buenos Aires Herald, el primero en hablar de desaparecidos o el periódico irlandés The Southern Cross.[148]


Las juventudes políticas


Pocas semanas después de concretado el golpe, dirigentes de las agrupaciones juveniles de algunos partidos políticos comenzaron reuniones clandestinas o semipúblicas en embajadas, clubes y hasta locales partidarios; participaron sectores de la diezmada Juventud Peronista (JP, Nilda Garré y Juan Pablo Unamuno), la Juventud Radical (JR, Federico Storani, Marcelo Stubrin), la Federación Juvenil Comunista (FJC, Patricio Echegaray, Enrique Dratman y Alberto Nadra), socialistas ("unificados", Eduardo Lázara) y ("auténticos", Mario Mazzitelli, Adrián Camps), democristianos de izquierda (Carlos Bermúdez) y de la Juventud Intransigente  (JI, Martín Andicoechea, Roberto Garín). Era el inmediato renacer de lo que fueron las Juventudes Políticas Argentinas (JPA) hasta el 24 de marzo de 1976, y lo que luego de la Guerra de Malvinas reaparecería públicamente como Movimiento de Juventudes Políticas (MOJUPO).


Pese al clima represivo plasmaron pronunciamientos conjuntos: el repudio al plan económico de Martínez de Hoz; la adhesión a la Central Única de Trabajadores Argentinos (CUTA), por la libertad de los presos y el esclarecimiento de la situación de los desaparecidos.


Esa coordinación de juventudes impulsó al renacer de los reclamos de los jóvenes productores (como se evidenció el I, II y III Encuentro de la Juventud de la Federación Agraria con centenares de delegados), de los obreros, protagonistas de los trabajos "a tristeza" en las automotrices o en el ferrocarril, de las revistas estudiantiles de los colegios secundarios –de las que llegaron a distribuirse 4.000 sólo en la Capital Federal, y de la que fue una de las más destacadas –y golpeadas— "Aristócratas del Saber", del Nacional Buenos Aires, de la reorganización de los centros estudiantiles, enfrentando a Moyano Llerena, de la resistencia al cierre de la Universidad de Luján y de las actividades en los clubes de barrio.


En 1977 hubo un pronunciamiento conjunto contra la política económica que personificaba José Alfredo Martínez de Hoz, y en 1978 por la Paz con Chile. En 1979, se constituyó la Confluencia Multisectorial Juvenil por la Paz en el Beagle –con León Gieco cantando “Solo le pido a Dios” en Vélez, en el acto de cierre– cuando las dictaduras se pusieron al borde de la guerra.


Las juventudes también organizaron marchas conjuntas a la Iglesia de San Cayetano, con el movimiento obrero (sucesivamente la CUTA, los 25, la CGT-Ubaldini) por "Pan, Paz y Trabajo", enfrentando la represión militar con enfrentamientos en todo el barrio de Liniers.


También co-impulsaron la movilización ante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con miles de personas desafiando los Falcon, las fotos y las amenazas, en Avenida de Mayo al760, donde funcionó la OEA. Familiares y amigos, formularon denuncias, con el apoyo de centenares de comités partidarios y juveniles de "recepción de denuncias y apoyo a los familiares". Las  juventudes políticas tuvieron su propio encuentro, y entregaran una declaración conjunta y documentación de casos concretos.


Ya antes, en 1978, se había constituido el Seminario Juvenil de la ADPH, que acuño la consigna-denuncia acerca de "el delito de ser joven", pues los estudios realizados en plena dictadura demostraron que más del 80% de los desaparecidos eran jóvenes; la mayoría trabajadores, seguidos por los estudiantes. Una delegación de dirigentes juveniles acompañaron, asimismo, a las Madres de Plaza de Mayo en sus primeras movilizaciones, recibiendo los gases con los que pretendieron intimidar a las mujeres del pañuelo blanco.


Sobre el fin del régimen, las juventudes políticas participaron organizadamente en la movilización convocada por la CGT a la Plaza el 30 de marzo de 1982.


El 2 de abril de 1982, marcharon a la Plaza de Mayo junto con los que concurrieron espontáneamente, pero levantando consignas, escritas en panfletos y carteles de la época, como "Malvinas sí, dictadura no" o “Malvinas sí, democracia también”. Estos hechos no fueron “espontáneos”, sino organizados, producto de la marcha acordada en decenas de comités conformados con reclamos y banderas propias en colegios, universidades, barrios, que fueron los mismos que concurrieron a repudiar a la cúpula militar cuando se dio su derrota y rendición.[159]



Fin y consecuencias del Proceso




Archivo:Informe.final.dictadura.1983.ogvReproducir contenido multimedia

Autoindulgente "Informe Final" de la dictadura militar, emitido por Cadena Nacional en 1983, antes de entregar el poder al gobierno democrático.




Archivo:Asuncion.alfonsin.1983.ogvReproducir contenido multimedia

Discurso de asunción del presidente Raúl Alfonsín (1983).




Manifestación del 26 de octubre de 1983 en la avenida 9 de Julio, un día antes de las elecciones generales.


Puesto en jaque por las crecientes protestas sociales, la presión internacional por las violaciones a los derechos humanos, y la derrota en la guerra de las Malvinas, el Proceso decidió finalmente entregar el poder en 1983. Bignone, el último líder de la Junta Militar, se vio obligado a llamar a elecciones.


La campaña presidencial de 1983 opuso al candidato peronista Ítalo Luder, quien rechazaba una revisión de lo sucedido durante la dictadura, otorgando legalidad a la ley de autoamnistía dictada por los militares, y al radical, Raúl Alfonsín, favorable al enjuiciamiento de los máximos responsables del terrorismo de Estado (establecía tres niveles de responsabilidad). El 30 de octubre Alfonsín venció con el 52 % de los votos, provocando la primera derrota electoral del peronismo en la historia.


Apenas asumida la presidencia, el 10 de diciembre de 1983, Raúl Alfonsín (1983–1989), firmó los decretos de creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas para investigar las violaciones a los derechos humanos ocurridas entre 1976 y 1983. Su investigación, plasmada en el libro Nunca más fue entregada a Alfonsín el 20 de septiembre de 1984.




Archivo:NUNCA MAS.ogvReproducir contenido multimedia

El Fiscal Julio César Strassera solicita la pena de reclusión perpetua para la Junta Militar y menciona la famosa frase "Nunca más".


El gobierno radical ordenó el juzgamiento de los principales responsables del terrorismo de estado en el llamado Juicio a las Juntas, con la participación destacada del fiscal, Julio César Strassera. La sentencia condenó a los integrantes de las Juntas Militares a penas por delitos de lesa humanidad, incluyendo la reclusión perpetua de los principales responsables. Era la primera vez que se enjuiciaba a quienes detentaron la suma del poder público sin más armas que las leyes. Se los enjuició por los mismos tribunales que pueden enjuiciar a cualquier ciudadano, aplicando el Código Penal vigente en la república desde 1922. Este fue un hecho único en el mundo que sentó precedentes para que se incluyera en el Código Penal la figura de la desaparición forzada de personas, imitada por varios países y que logró a la vez que la ONU la declarara delito de lesa humanidad.


Sin embargo, cediendo a las presiones de sectores militares (y también de algunos sectores civiles) el gobierno de Alfonsín promulgó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, las cuales extinguieron las acciones penales contra los mandos intermedios participantes del terrorismo de Estado.


En 1990, el presidente Carlos Menem concedió el indulto a los líderes militares, como Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera, condenados a cadena perpetua; no obstante, quedaron en prisión domiciliaria por otros crímenes no alcanzados por el indulto, como la apropiación de hijos nacidos durante el cautiverio de sus padres.


El 15 de abril de 1998, por la ley 24952[160]​ se derogaron las leyes de Punto Final (N.º 23492) y Obediencia Debida (N.º 23521), que posteriormente, el 2 de septiembre de 2003, fueron declaradas «insanablemente nulas» (Artículo 1.º) por la Ley 25779[161]​ El 14 de junio de 2005, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró la inconstitucionalidad de las leyes mencionadas anteriormente, además de establecer la validez de la ley de nulidad.



Día Nacional de la Memoria





Marcha por los desaparecidos en ocasión del trigésimo aniversario del Proceso de Reorganización Nacional.


El 15 de marzo de 2006, la ley 26085[162]​ declara al 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en conmemoración al terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad cometidos durante el Proceso, al cumplirse 30 años del golpe que derrocara a María Estela Martínez de Perón. Se establece como feriado nacional inamovible.



Concepto de genocidio contra delitos de lesa humanidad


El Tribunal Federal Nº 1 de La Plata utilizó por primera vez en el país la figura de genocidio para describir las acciones realizadas por el Estado argentino durante los años del Proceso. Si bien citó el hecho de que durante algunos años la legislación internacional contemplaba los motivos políticos en la definición, la fundamentación para aplicar la definición se centró principalmente en el hecho de que las víctimas pertenecían a un grupo nacional: el argentino. La sentencia se refiere a la condena al ex director de Investigaciones de la Policía bonaerense Miguel Etchecolatz por casos relacionados con detenidos-desaparecidos, leída el 19 de septiembre de 2006.[163]


El 9 de octubre de 2007 el Tribunal Federal Oral Nº 1 de La Plata condenó a reclusión perpetua por genocidio a Christian Von Wernich, sacerdote católico y ex capellán de la Policía bonaerense durante la dictadura militar.


Pero en 2011, en el juicio por los delitos cometidos en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) del Tribunal Oral Federal Nº 5 se debatieron dos posiciones doctrinales diferentes, una que sostenía debía aplicarse el derecho internacional y sus actos aberrantes ser calificados como «crímenes contra la humanidad» y, por ende, delitos de lesa humanidad; y la otra, que sostenía que se trataba del tipo penal «genocidio y terrorismo». Tanto la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional como la Sala Segunda del Tribunal Supremo se definieron por la primera opción. El tribunal declaró que los hechos objeto de ese proceso resultaban constitutivos de crímenes de lesa humanidad y debían ser calificados según el artículo 118 de la Constitución Nacional y Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los delitos de lesa humanidad, aprobada por ley argentina n°24.584.[164][165]



Véase también



  • Apropiación de menores en el Proceso de Reorganización Nacional

  • Golpes de estado en Argentina

  • Terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980

  • Guerra de Malvinas

  • Operación Cóndor

  • Lista de masacres en la Argentina (Siglo XX)

  • Escuela de las Américas

  • La rebelión de las Madres

  • Juicios por delitos de lesa humanidad en Argentina

  • Películas sobre el Proceso de Reorganización Nacional

  • Negacionismo del Terrorismo de Estado en Argentina



Notas




  1. La dictadura argentina instalada en 1976 es definida como militar,[1][2]cívico-militar,[3][4][5][6][7][8][9]​ o cívico-militar-eclesiástica,[10][11]​ en distintos contextos políticos y académicos, en el sentido de ir incorporando el segundo o el tercer término como denominación preferida,[12]​ aunque se utilizan también expresiones como «dictadura», «régimen militar», «gobierno militar» o «dictadura genocida».[13][14][15][16][17]


  2. Esta simplificación es un disfemismo subversivo del significado que los dictadores pretendían para sí. La connotación kafkiana es evidente (Girona, 1995).


  3. Un comando atentó contra la principal fragata de la Armada; otro derribó en Tucumán un avión de la Fuerza Aérea que transportaba a personal especializado en lucha antiguerrillera; por último, el ataque al Regimiento de Infantería de Monte 29 golpeó al Ejército. Las tres operaciones se realizaron con gran precisión.(García, 1994, p. 85) A estas acciones de Montoneros hay que añadir los constantes ataques del ERP, que desde la victoria electoral de Cámpora en 1973 había anunciado que no atentaría contra el Gobierno pero sí contra las Fuerzas Armadas. Sus acciones, mucho menos eficientes que las de los montoneros, incluyeron un fallido intento de crear una guerrilla rural en Tucumán y culminaron con el ataque al Batallón de Monte Chingolo.(García, 1994, pp. 73-75)


  4. Desde la presidencia de Viola, el Ministerio de Justicia estuvo a cargo del político demócrata mendocino Amadeo Frúgoli (29 de marzo de 1981 al 12 de diciembre de 1981) y el abogado Lucas Jaime Lennon (12 de diciembre de 1981 al 10 de diciembre de 1983).


  5. A partir de la "presidencia" de Viola, el Ministerio de Relaciones Internacionales estuvo a cargo de civiles, sucediéndose Oscar Camilión (29 de marzo de 1981 al 12 de diciembre de 1981), Nicanor Costa Méndez (12 de diciembre de 1981 al 7 de junio de 1982) y Juan Ramón Aguirre Lanari (7 de junio de 1982 al 10 de diciembre de 1983).


  6. A partir de la "presidencia" de Galtieri, el Ministerio de Defensa estuvo a cargo de civiles, sucediéndose el político demócrata mendocino Amadeo Frúgoli (12 de diciembre de 1981 al 7 de junio de 1982) y el abogado Julio Martínez Vivot (7 de junio de 1982 al 10 de diciembre de 1983).


  7. El médico Horacio Rodríguez Castells fue ministro de Salud del 12 de diciembre de 1981 al 10 de diciembre de 1983.





Referencias




  1. Finchelstein, Federico (2012). La Argentina fascista: Los orígenes ideológicos de la dictadura. Random House Mondadori. ISBN 9500738120. Consultado el 27 de noviembre de 2013. «Este libro analiza la historia de las ideas de tipo fascista en la argentina, desde sus comienzos con la reformulación del nacionalismo de forma autoritaria y xenófoba hasta su literalización en los campos de concentración de la última dictadura militar. (Se prefiere en este texto la denominación de dictadura sin apelativo y de gobierno militar.)». 


  2. El Plan Sistemático de represión ilegal Espacio Memoria y DDHH - Ex ESMA


  3. Samper, Omar (2008). «Reseña de "La Argentina Fascista. Los orígenes ideológicos de la dictadura" de Finchelstein, F.». Fundamentos en Humanidades (Universidad Nacional de San Luis) 18 (2): 173-176. ISSN 1515-4467. Consultado el 27 de noviembre de 2013. «En general, el texto se refiere a las dictaduras militares de Argentina.» 


  4. Amuchástegui, Martha; Puiggrós, Adriana (1997). Dictaduras y utopías en la historia reciente de la educación argentina (1955-1983). Editorial Galerna. ISBN 9505563655. Consultado el 27 de noviembre de 2013. «Las investigaciones que componen el último tomo de la serie "Historia de la educación en la Argentina" parten de la derrota del peronismo en 1955 y concluyen en la dictadura militar que duró desde 1976 hasta 1983.» 


  5. Ferrari, Marcela P; Ricci, Lila; Spinelli, María Estela (2007). Memorias de la Argentina contemporánea, 1946-2002: la visión de los mayores. EUDEM. ISBN 9871371098. Consultado el 27 de noviembre de 2013. «En los primeros años de la década de 1980, cuando la salida de la última dictadura militar instalada en 1976 no era todavía una certeza,...» 


  6. Pineau, Pablo; Mariño, Marcelo (2006). El principio del fin: políticas y memorias de la educación en Ia i.e. la última dictadura militar (1976-1983). Ediciones Colihue SRL. ISBN 9505638000. Consultado el 27 de noviembre de 2013. «El objetivo general que guió esta investigación fue identificar los efectos de las políticas educativas de la última dictadura militar en la Argentina.» 


  7. Tortti, María Cristina; Camou, Antonio; Viguera, Aníbal (2007). La Argentina democrática: los años y los libros. Prometeo Libros Editorial. ISBN 9875741833. Consultado el 27 de noviembre de 2013. «...la atención a la memoria reconoce, al mismo tiempo, raíces más concretas en al caso de la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976 en la Argentina.» 


  8. Giménez, María Julia (2012). «Narrativas de los expenitenciarios imputados en el Juicio por Delitos de Lesa Humanidad cometidos bajo el control operacional del V Cuerpo del Ejército». En Fecha. Aletheia. Consultado el 27 de noviembre de 2013. 


  9. Olmos Gaona, Alejandro; Melo, Florencia (2012). «Deuda externa y derechos humanos: aspectos de una condicionalidad silenciada». En UADER. Tiempo de gestión. Consultado el 27 de noviembre de 2013.  La referencia utiliza el parámetro obsoleto |coautores= (ayuda)


  10. FALGBT (24 de marzo de 2016). «40 años del Golpe Cívico-Militar-Eclesiástico. Memoria, Verdad y Justicia». FALGBT. 


  11. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP (24 de marzo de 2016). «A 40 años del golpe cívico militar eclesiástico». Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP. 


  12. Garibotto, Verónica Inés (2008). University of Pittsburgh, ed. Contornos en negativo: Reescrituras posdictatoriales del siglo XIX (Argentina, Chile y Uruguay). ProQuest. ISBN 0549895469. Consultado el 27 de noviembre de 2013. «El reemplazo de "dictadura militar" por "dictadura cívico-militar" es probablemente lo adecuado...» 


  13. «Volvió la teoría de los enemigos internos». Página/12. 26 de mayo de 2016. 


  14. El Mundo (5 de noviembre de 2013). «Argentina halla nuevos documentos secretos de la dictadura militar». España. Consultado el 27 de noviembre de 2013. 


  15. El País (5 de noviembre de 2013). «Las ‘artísticas’ listas negras de la dictadura argentina». España. Consultado el 27 de noviembre de 2013. 


  16. La Nación (4 de noviembre de 2013). «Revelan el hallazgo de 1500 actas secretas de la última dictadura militar». Argentina. Consultado el 27 de noviembre de 2013. 


  17. ABC (31 de octubre de 2013). «La democracia argentina zozobra 30 años después del fin de la dictadura militar». España. Consultado el 27 de noviembre de 2013. 


  18. Mario Rapoport; Claudio Spiguel. Modelos económicos, regímenes políticos y política exterior argentina. p. 198. «El 24 de marzo de 1976 se implantó la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, la más sangrienta de la historia argentina». . En: José Flávio Sombra Saraiva, ed. (2003). Foreign policy and political regime. IBRI. ISBN 9788588270121. 
    Roberto Montoya; Daniel Pereyra (2000). El caso Pinochet y la impunidad en América Latina. Pandemia. p. 127. ISBN 9879812956. «[esta dictadura] habría de ser la más sangrienta de toda la historia argentina». 



  19. Prof. Luiz Alberto Moniz Bandeira. «Prof. Moniz Bandeira sobre la participación de Estados Unidos en la Dictadura Militar argentina de 1976». Consultado el 15 de marzo de 2016. 


  20. Grech, Daniel A.: «U.S. OK’d dirty war». Miami Herald, 4 de diciembre de 2003


  21. Seoane, 2002, pp. 32-33.


  22. abc Seoane, 2001, «El golpe», pp. 23-73.


  23. Seoane, 2002, p. 24.


  24. abc Ferrari, Marcela; Pozzoni, Mariana (2014). «Tensiones y conflictos en el peronismo: un análisis a través de la Legislatura bonaerense, 1973-1976». Cahiers des Amériques Latine (75). pp. 147-176. ISSN 2268-4247. 


  25. abc «Treinta y ocho años atrás: la licencia de Isabel». Infobae. 7 de octubre de 2013. 


  26. Seoane, María y Muleiro, Vicente (2001). El dictador. Sudamericana. 


  27. Avenburg, Alejandro (2009). «Entre la presión y el apoyo a los 'moderados': la política de Carter y el régimen militar argentino (1976-1978)». FLACSO: 23. 


  28. Del libro Disposición final (2012) de Ceferino Reato, reproducido en «Estremecedora confesión de Jorge Rafael Videla». Perfil. 19 de mayo de 2013. Archivado desde el original el 21 de marzo de 2017. Consultado el 17 de abril de 2017. 


  29. Díaz, César (2002). a cuenta regresiva. La construcción periodística del golpe de Estado de 1976. La Crujía. 


  30. Seoane, 2001, p. 59.


  31. Bárbaro, Julio (2012). Juicio a los 70: la historia que yo viví. Sudamericana. 


  32. De Riz, p.200.


  33. Rapoport, p.551.


  34. http://www.lapoliticaonline.com/nota/49064/


  35. https://www.lanacion.com.ar/1335607-videla-vinculo-a-balbin-con-el-golpe


  36. https://www.perfil.com/noticias/politica/videla-salpico-a-balbin-en-el-golpe-de-1976-20101221-0014.phtml


  37. John Dinges, “The Condor Years” .


  38. Yofre, Juan Bautista. Nadie fue. Buenos Aires, Edivern, 2006, p. 380.


  39. De Riz, 200.


  40. «30 aniversario del golpe militar en Argentina. Documentos muestran apoyo de EEUU y la brutal represión de la dictadura». The National Security Archive. Washington DC: The George Washington University. 23 de marzo de 2006. 


  41. Zicolillo, Jorge (2013). La era de los culatas. La derecha peronista y el patoterismo sindical. Buenos Aires: Vergara. p. 245. ISBN 978-950-15-2579-3. 


  42. La rebelión de la base de Morón que barrió con el último sostén de Isabel

    • Archivado el 4 de marzo de 2016 en la Wayback Machine.



  43. «La rebelión de la base de Morón que barrió con el último sostén de Isabel». Diario Perfil. 3 de enero de 2010. Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. 


  44. https://www.lanacion.com.ar/1335607-videla-vinculo-a-balbin-con-el-golpe


  45. https://actualidad.rt.com/actualidad/view/91982-wikileaks-filtraciones-peron-videla-eeuu


  46. Solanet, Manuel A. (24 de junio de 2015). «Historia y causas de la inflación en la Argentina». Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.  Falta la |url= (ayuda)


  47. abcde Bonasso, Miguel (24 de marzo de 2000). «24 años del golpe del 24 de marzo de 1976. Los dueños de la espada». Página/12. Consultado el 13 de febrero de 2010. 


  48. https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-192375-2012-04-21.html


  49. Mignone, E. F. (1986); Iglesia y dictadura, Buenos Aires: Ediciones del Pensamiento Nacional, p. 87 et passim.


  50. ab Seoane, 2001, pp. 63-66.


  51. De Riz, Liliana (1987). Retorno y derrumbe: el último gobierno peronista. Buenos Aires: Hyspamérica Ediciones Argentina S.A. p. 202. ISBN 950-614-566-0. 


  52. Rapoport, p.591.


  53. De Riz, p. 202.


  54. De Riz, p.203.


  55. http://www.gacetamercantil.com/notas/97683/


  56. Neustadt, Bernardo (1995). No me dejen solo. Buenos Aires: Planeta. p. 141. ISBN 950-742-666-3. 


  57. Seoane (2001): p. 70.


  58. ab Pilar Calveiro: Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70 pág.120. Grupo editorial Norma Buenos Aires 2005 ISBN 987-545-334-X


  59. Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003). Buenos Aires: Emecé. 1988. pp. 567-569. ISBN 950-23-0414-4. 


  60. The National Security Archive (26 de marzo de 1976). George Washington, ed. «March 26, 1976 - [Staff Meeting Transcripts] Secretary of State Henry Kissinger, Chairman, Secret». 


  61. The National Security Archive (26 de marzo de 1976). George Washington, ed. «March 26, 1976 - [Staff Meeting Transcripts] Secretary of State Henry Kissinger, Chairman, Secret, regarding Argentina». 


  62. https://www.laizquierdadiario.com/La-prensa-y-la-dictadura-una-estrecha-relacion-bajo-la-lupa


  63. DiFilm - Jorge Lanata entrevista a Horacio Verbitsky en "Dia D" 1997


  64. Proclama del 24 de marzo de 1976


  65. García, 1994, pp. 84-85.


  66. ab http://www.ceid.edu.ar/serie/2010/ceid_serie_dt_17_marcelo_javier_de_los_reyes_argentina_la_aplicacion_de_las_politicas.pdf"|"La aplicación de las políticas Neoliberales en la Argentina a partir de 1970 - Marcelo De los Reyes - Presidente del Centro de Estudios Internacionales para el desarrollo - pág. 6, "El Retorno del liberalismo", párr. 2 y 3


  67. Guerriero, Leila (1 de noviembre de 2008). «Rodolfo Walsh, o cómo no ser el hombre cualquiera». El País. Consultado el 21 de julio de 2013. «marchó a una cita con un compañero del grupo Montoneros, una organización armada a la que Walsh pertenecía con el cargo de oficial 2º y el alias de Esteban desde 1973». 


  68. https://web.archive.org/web/20060209013208/http://www.literatura.org/Walsh/rw240377.html


  69. Hadida, Ernesto:[1]


  70. Revista Somos, mayo de 1977 pág.68, cit. por César L. Díaz: La cuenta regresiva. La construcción periodística del golpe de Estado de 1976 pág. 88. La Crujía Ediciones Buenos Aires 2002 ISBN 987-1004-10-9


  71. César L. Díaz: La cuenta regresiva. La construcción periodística del golpe de Estado de 1976 pág. 89. La Crujía Ediciones Buenos Aires 2002 ISBN 987-1004-10-9


  72. http://www.perfil.com/contenidos/2010/08/21/noticia_0037.html Lógica binaria] por Jorge Fontevecchia publicado en Diario Perfil 21-8-2010 Acceso 21-9-2011


  73. Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, Poder Ejecutivo y Comisión de Asesoramiento Legislativo, punto 1.2.


  74. https://www.youtube.com/watch?v=KVFmbyASoHI


  75. Artículo 3.2.1. del Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, Poder Ejecutivo y Comisión de Asesoramiento Legislativo.


  76. El 22 de noviembre de 1977 el ministro del Interior Albano Harguindeguy realizó declaraciones sobre las etapas que pretendía atravesar la dictadura. Allí Harguindeguy dijo que "nosotros no queremos hablar de plazos sino de objetivos a alcanzar". Conf. "¿Hasta 1987"? (editorial de Bernardo Neustadt), Revista Extra, Nº 150, diciembre 1977, p. 22.


  77. Los gauchos de Martínez de Hoz, Clarín, 18 de marzo de 2001


  78. Dictadura militar argentina: 24 de marzo de 1976


  79. La Nación, 25 de marzo de 1979.


  80. Balza, Martín Antonio (2005). Memorias de un general retirado, II Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo, Colombia, 2005


  81. Luego fue reemplazado por Leopoldo Fortunato Galtieri y Luciano Adolfo Jáuregui.


  82. Luego fue reemplazado por Antonio Domingo Bussi y José Antonio Vaquero.


  83. Luego fue reemplazado por Cristino Nicolaides, Santiago Omar Riveros y Fernando Humberto Santiago.


  84. Luego fue reemplazado por José Antonio Vaquero.


  85. «Monseñor Enrique Angelelli». Argentina.ar aen. 4 de agosto de 2011. Archivado desde el original el 20 de septiembre de 2012. Consultado el 22 de marzo de 2012. 


  86. «El marco histórico.». INFORME CO.SO.FAM. Barcelona. 


  87. Mariano Grondona, uno de los ideólogos del Proceso, en 1977 escribía en su revista Carta Política artículos como Los Judíos, en el que argumentaba contra la "timidez del pluralismo disolvente", o que "en países en formación como el nuestro era necesaria cierta homogeneidad étnica y religiosa para ‘construir’ una nación. Los judíos, en tanto minoría nacional, podían optar por el exilio o la conversión" (citado en Historia de los judíos argentinos, página 387).


  88. ab CONADEP. «Antisemitismo». Nunca Más. Buenos Aires. 


  89. Saborido, Jorge (abril de 2004). «El antisemitismo en la Historia argentina reciente: la revista Cabildo y la conspiración judía». En Universidad Complutense de Madrid. Revista Complutense de Historia de América. Madrid. pp. 209-223. ISSN 1132-8312.  La referencia utiliza el parámetro obsoleto |mes= (ayuda)


  90. ab Nicolás, Castagno (2007). Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, ed. «Sobre el proceso de erradicación de poblaciones de 1977. Configuración política de la trama urbana». Buenos Aires.  (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión).


  91. Modarelli, Alejandro (marzo de 2009). «Víctimas sin nombre». En Editorial "La Página, S.A.". Página/12. Buenos Aires.  La referencia utiliza el parámetro obsoleto |mes= (ayuda)


  92. ab LGTTBI (març de 2009). «Con las Madres, en la Plaza». En Editorial "La Página, S.A". Página/12.  La referencia utiliza el parámetro obsoleto |mes= (ayuda)


  93. ab Geoffroy Lassalle, Alejandro (2004). Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, ed. «Persecución a la iglesia testigos de Jehová: discriminación y derecho a la reparación en democracia.». Buenos Aires. Archivado desde el original el 3 de diciembre de 2012. 


  94. The Jewish diaspora in Latin America and the Caribbean, pàgines 72 a 85.


  95. Historia de los judíos argentinos, página 430.


  96. Nunca Más, "Niños desaparecidos y embarazadas" .


  97. Nunca Más, "Nacimientos en cautiverio".


  98. Se llamaban grupos de tareas (GT) a los escuadrones de represores que tenían la función de realizar los secuestros. Ver: CONADEP. Eudeba, ed. «Nunca Más». «Los Grupos de Tareas estaban conformados con personal de las diversas Fuerzas Armadas y de Seguridid. Si bien se hallaban alojados en determinadas dependencias militares o de Seguridad, las que otorgaban su infraestructura, y en algunos casos se hacían cargo de las Jefaturas, los GT no dependían directamente de esos lugares sino de la Fuerza en la que tenían su sede: GTI y GT2 de Ejército (con las aclaraciones que más adelante se formulan), con sede en la CENTRAL DE REUNIÓN del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército (Callao y Viamonte, Capital Federal). El GT3 dependía del Servicio de Inteligencia Naval (SIN) de Marina de Guerra. El GT4 del Servicio de Inteligencia Aérea (SIA) de Aeronáutica y el GT5 de la SIDE. (Testimonio Legajo N° 7170 de un ex integrante de estos grupos).» 


  99. [2]


  100. [3]


  101. [4]


  102. https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-8454-2015-04-26.html


  103. http://hoy.com.do/el-camino-de-hayek-a-pinochet/


  104. Maurice Lemoine, Les enfants cachés du général Pinochet. Précis de coups d’Etat modernes et autres tentatives de déstabilisation, p 160, Don Quichotte, 2015


  105. Agustín Arakaki (Agosto de 2011). «La pobreza en Argentina 1974-2006». Instituto de Investigaciones Económicas (UBA). 


  106. Revista de Ciencias Sociales N° 62, marzo de 2006, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires


  107. Zaiat (2008), ibídem



  108. Siento gran respeto y admiración por Martínez de Hoz. Esto proviene no sólo de una larga amistad entre nosotros, a pesar de las distancias geográficas que nos separan, sino de la creatividad y rigor de su desempeño en el plano económico. [...] Pocos como él tuvieron la valentía de informar en Estados Unidos que el problema de Argentina anterior a su gestión radicaba en la promoción de una excesiva intervención estatal en la economía y en el sobredimensionamiento de las funciones del Estado, que indebidamente ponían sobre las espaldas del país el costo social de la acción.


    Declaraciones de David Rockefeller publicadas en la revista Gente, 6 de abril de 1978




  109. Galasso (2003), pág. 212.


  110. Bonasso (2000a)


  111. Evolución de las tasas de actividad, empleo, desocupación y subocupación. Total de aglomerados urbanos desde 1974 en adelante. Indec.


  112. Mason, Alfredo. Universidad Nacional de La Plata, ed. «GOLPE DE ESTADO S.A. Un buen negocio». La Plata. Archivado desde el original el 29 de abril de 2008. Consultado el 28 de enero de 2010. 


  113. Banco Central: Memoria 1985, pag. 147


  114. Sentencia dictada por el Juez Jorge Ballesteros en el juicio penal Olmos, Alejandro c/ Martinez de Hoz y otros s/ Defraudación, del 13 de junio de 2000 (Exte. 14467)


  115. «[biblioteca2012.hegoa.efaber.net/system/ebooks/12490/original/distribucion_del_ingreso.pdf La distribución del ingreso en Argentina, 1974-2000]» (en español). Santiago de Chile: Revista de la CEPAL (diciembre del 2002). Consultado el 20 de octubre del 2012.


  116. Gerchunoff, Pablo; Llach, Lucas (1998). El ciclo de la ilusión y el desencanto: un siglo de políticas económicas en Argentina. Buenos Aires: Ariel. ISBN 950-9122-57-2.


  117. ab «Copia archivada». Archivado desde el original el 9 de noviembre de 2013. Consultado el 9 de noviembre de 2013. 


  118. http://www.auditoria-integral.com.ar/actual38.htm


  119. http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-176944-2011-09-17.html


  120. ab niel Azpiazu y Miguel Khavisse, 2004, publicado por Siglo XXI Editores), Deuda externa y poder económico en la Argentina (1987), ISBN 978-987-630-049-


  121. http://www.telesurtv.net/news/Los-Macri-y-sus-negocios-durante-la-dictadura-argentina-20151112-0008.html


  122. Política, MDZ. «Los Macri y la estatización de sus deudas en 1982 - MDZ Online». Consultado el 9 de abril de 2017. 


  123. "Pensar la dictadura: terrorismo de Estado en Argentina" (2010 edición). Ministerio de Educación de la Nación Argentina. 2010. Consultado el 31 de julio de 2012. 


  124. ab http://www.mdzol.com/nota/50267-mundial-78-los-oscuros-costos-de-un-proyecto-faraonico/


  125. «Se abría el Mundial ‘78». Diario Uno. Consultado el 24 de marzo de 2017. 


  126. http://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-37302-2004-06-27.html


  127. Cruces entre Alemann y Lacoste


  128. Procesamiento por fraudulento


  129. Enriquecimiento ilícito


  130. Procesamiento por fraudulento


  131. Enriquecimiento ilícito


  132. http://www.lavoz.com.ar/temas/corrupcion-en-la-historia-argentina


  133. https://www.lavoz.com.ar/temas/corrupcion-en-la-historia-argentina


  134. «La dictadura argentina blanqueó dinero en España». revistanorte.com.ar. 9 de mayo de 2016. Consultado el 21 de septiembre de 2017. 


  135. Danilo Albin (7 de mayo de 2016). «La dictadura argentina blanqueó dinero en España». www.publico.es. Consultado el 21 de septiembre de 2017. 


  136. industria y economía, 1976-2007, Buenos Aires, Siglo XXi.
    Basualdo, e. (2013). “el legado dictatorial. el nuevo patrón de
    acumulación de capital, la desindustrialización y el ocaso de los
    trabajadores”, en horacio verbitsky y Juan Pablo Bohoslavsky
    (edit.). cuentas pendientes. los cómplices económicos de la
    dictadura. Buenos Aires, Siglo XXi, pp. 81.



  137. Lorca, Javier (9 de diciembre de 2005). «Eudeba y la contracara cultural del proceso represivo de la dictadura». Página/12. Consultado el 7 de mayo de 2014}. 


  138. La dimensión judía de la represión durante el gobierno militar (1976-1983). Informe CO.SO.FAM Barcelona, Marzo de 1999.


  139. Informe de la AIDA (Asociación Internacional para la Defensa de los Artistas víctimas de la represión en el mundo). Citado en: García, Prudencio: El drama de la autonomía militar, Alianza Editorial, Madrid, 1995. Extracto en nuncamas


  140. Informe de la AIDA (Asociación Internacional para la Defensa de los Artistas víctimas de la represión en el mundo). Citado en: Prudencio García: El drama de la autonomía militar. Madrid, Alianza Editorial, 1995. Extracto en NuncaMás.org


  141. En la lista negra publicada en el diario Clarín en 24 de marzo de 1996, Piero aparece como alias de un tal «José Menegazzo» [sic, a pesar de que su nombre civil es Piero De Benedictis.


  142. González Yuste, Juan (4 de abril de 1982). «El fervor nacionalista se apodera de todas las capas de la sociedad argentina al margen de su credo político». El País. Consultado el 21 de julio de 2013. 


  143. John Carlin (1 de abril de 2012). «Thatcher, libertadora argentina». El País. Consultado el 21 de julio de 2013. 


  144. «Las torturas a soldados en Malvinas, un delito de 'lesa humanidad'». Consultado el 4 de abril de 2017. 


  145. «25 DE ANIVERSARIO Momarandu.com Con un ex soldado que presenció torturas en Malvinas». Consultado el 4 de abril de 2017. 


  146. (Constitución Nacional: Disposiciones Transitorias, Primera: La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional)


  147. Sentencia del Juicio de las Juntas


  148. abcdef Nagy, Mariano. Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Letras de la Universidad de Buenos Aires, ed. «Problemas de historia argentina». 


  149. https://www.diarioregistrado.com/678/la-dictadura-civico-militar-la-complicidad-de-fontevecchia-otro-deschave-del-profe-romero-05-04-12_v563144065e29c6c50f5f86eb


  150. https://www.pagina12.com.ar/1998/98-05/98-05-25/contrata.htm


  151. «No fui yo, fue mamá - Revista Anfibia». www.revistaanfibia.com. Consultado el 28 de marzo de 2016. 


  152. https://www.cronica.com.ar/amp/politica/Massot-anda-a-las-celdas-de-los-amigos-de-tu-familia-que-desaparecieron-a-30-mil-20171213-0020.html


  153. Tapa del diario Clarín (24/3/1976)


  154. Timerman dirigió un diario que defendía a la dictadura La Tarde era dirigido por Héctor Marcos Timerman, Ministro de Relaciones Exteriores de Cristina Fernández en 2010] Publicado en Perfil del 3-11-2007. Acceso 19-6-2010


  155. abc Bruschtein, Luis. «"Si ganan, este país se va a poner irrespirable"». En Editorial "La Página" S.A. Página/12. 


  156. Walsh, Rodolfo. «Carta de un escritor a la Junta Militar». En Achával, Resnik & Tabacman. Literatura Argentina Contemporánea. Archivado desde el original el 9 de febrero de 2006. 


  157. Dandan, Alejandra (2008). «Més que presència, resistència». En Editorial "La Página", S.A. Página/12. 


  158. Lafourcade, Alejandro (2004). Universidad del Salvador, ed. «La revista Humor como medio opositor a la dictadura militar». Buenos Aires. Archivado desde el original el 31 de octubre de 2008. Consultado el 9 de enero de 2010. 


  159. Nadra, Alberto, SECRETOS EN ROJO, un militante entre dos siglos. Bueno Aires, Ediciones Corregidor, 2012. Pags. 212/216, A 30 años de la visita de la CIDH: Juventud y Dictadura.


  160. Ley 24952

    • Archivado el 23 de diciembre de 2004 en la Wayback Machine.



  161. Ley 25779. (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión).


  162. «Ley 26085». Archivado desde el original el 3 de marzo de 2016. Consultado el 23 de marzo de 2006. 


  163. Sentencia dictada por el Tribunal Federal N.º 1 de La Plata en el juicio a Miguel Etchecolatz


  164. Texto de la condena

    • Archivado el 11 de enero de 2012 en la Wayback Machine.



  165. «Nº 1270 (ESMA -Elevación parcial) TOF 5». MPF.gov.ar. Consultado el 3 de agosto de 2013. 



Bibliografía





  • Feierstein, Ricardo. Historia de los judíos argentinos. Galerna. ISBN 9505564864. 


  • García, Alejandro (1994). La crisis argentina: 1966-1976. Notas y documentos sobre una época de violencia política. Murcia: Universidad de Murcia. p. 251. ISBN 84-7684-410-7. Consultado el 26 de julio de 2013. 


  • Gerchunoff, Pablo; Llach, Lucas (1998). El ciclo de la ilusión y el desencanto: un siglo de políticas económicas en Argentina. Buenos Aires: Ariel. ISBN 950-9122-57-2. 

  • Girona Fibla, Núria. Escrituras de la historia. La novela argentina de los años 80. Valencia: Universidad de Valencia, 1995. ISBN 8437020921


  • Proyecto PNUD-OIT (1988). Documento de trabajo n.º 18: El salario mínimo en Argentina: alcances y evolución (1964-1988). Ginebra: OIT. 


  • Schvarzer, Jorge (1996). La industria que supimos conseguir. Buenos Aires: Planeta. ISBN 950-742-690-6. 


  • Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC). Condiciones de vida; series históricas. Buenos Aires: INDEC. [5]. 


  • Ruffa, Fernando (2006). «La censura y quema de libros durante la dictadura militar». ANRED. Cultura (22 de marzo de 2006). http://www.anred.org/spip.php?article1358. 


  • Almirón, Fernando (2001). Camposanto. 



Enlaces externos




  • Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Proceso de Reorganización Nacional.


  • Abuelas.org.ar (sitio oficial de las Abuelas de Plaza de Mayo).


  • Madres.org (sitio oficial de la Madres de la Plaza de Mayo).


  • Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos.


  • ME.gov.ar (sitio del Ministerio de Educación argentino sobre el Proceso).


  • 24DeMarzo.gov.ar (sitio del gobierno argentino acerca del pasado Proceso de Reorganización Nacional).




Popular posts from this blog

浄心駅

カンタス航空